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“Karadima ha revelado hechos criminales de amplia ocurrencia la interior de la Iglesia Católica, encubiertos por una alianza de poderes económicos, políticos y eclesiásticos que, históricamente, les ha garantizado impunidad. Una vez más, a la justicia chilena le recuerdan su deber desde el exterior. Ahora, el país espera diligencia para investigar y sanción a estos aberrantes delitos. La curia católica es corrupta. La Iglesia no puede ser consejera del Estado, ni garante de los conflictos sociales, ni depositaria de la moral social”, indicaron las organizaciones en su convocatoria.

Al medio día, se congregaron frente a la Catedral Metropolitana de Santiago y otras regiones, organizaciones de mujeres, feministas, sectores populares y de derechos humanos para denunciar y protestar contra los actos criminales del Sacerdote Fernando Karadima y su cómplice entorno. Del mismo modo, lxs manifestantes expresaron mediante gritos y pancartas el rechazo a las omisiones y poca diligencia mostrada por el ex Obispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz.

Al mismo tiempo, al interior de la Catedral se celebraba una misa, por lo que las puertas fueron cerradas apenas llegaron los manifestantes.

“Nos oponemos a todo tipo de abuso de poder, en especial en materia sexual. Por ello, no podíamos dejar estar presentes en esta convocatoria contra los delitos por acción u omisión de la iglesia”, dijo Fernando Muñoz, coordinador político del Movimiento por la Diversidad Sexual.

El juicio en marcha contra Fernando Karadima, ex párroco de El Bosque e influyente personaje en sectores ligados al poder económico y político, es apenas una parte de un tejido de abusos, amenazas, silencios y negligencias de parte de las autoridades eclesiásticas y penales de Chile. Las investigaciones en el país llevan años, y no avanzaron mayormente hasta que el Vaticano reconociera que existían abusos en este caso, desatando una serie de declaraciones y reacciones por parte de la Iglesia.

La crisis llegó a su máximo cuando uno de los afectados y querellantes entregara su versión en un espacio televisivo, generando un impacto al vincular a jerarcas de la Iglesia chilena en la red de complicidades que permitieron mantener todo en silencio durante años. Este proceso llevó a que la justicia reabriera el caso e iniciará una investigación más profunda.

La consigna principal estuvo enfocada a que este caso no se transforme en un nuevo ejemplo de impunidad como ha ocurrido en otras ocasiones en que los derechos de las personas han sido vulnerados por sectores vinculados al poder.