¿Y la conciencia sostenible?

¿Y la conciencia sostenible?

26 Noviembre 2020

Como decía Claudio Naranjo generemos una educación de la conciencia, pues ya sabemos que con la educación de la inconciencia ya nos fue mal.   

José Luis Silva... >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Cuando han pasado meses en un contexto de pandemia, se hace evidente reflexionar acerca algunas temáticas que si bien, ya estaban formándose en el imaginario de la población, hoy se han agudizado. Esto considerando que en algún momento debemos recomenzar a través de un proceso compasivo de transición hacia la sostenibilidad, hacia lo humano, lo social, lo ambiental, lo digital, entre otras.

Revisa también: Sostenibilidad para la felicidad

Pero las transiciones hacia la sostenibilidad requieren cambios profundos en el comportamiento de las personas. En otras palabras, debería haber una transformación en las prácticas y acciones explícitas que apunten hacia la sostenibilidad y precisamente, esa fue la pregunta que dejé plateada en la columna anterior. ¿Cómo podemos generar el cambio? Pero que sea un cambio no sólo en lo ambiental, sino también en lo social, en el tecnológico o en lo económico. Son muchas las interrogantes, muchos los misterios, dignos de ser investigados.

Por qué no elegimos la bicicleta en vez del automóvil, o despilfarramos el agua en vez de cuidarla, o de reciclar todo lo que se pueda, de recoger la basura cuando la veo en lugares públicos, de cuidar el medio ambiente natural, de separar el desperdicio, de tratar a los demás con el mismo respeto, de elegir un estilo de vida bueno para mi salud, de participar socialmente en organizaciones pro-ambientales, de respetar las distintas orientaciones sexuales, de hacer cosas que ayuden a las personas pobres, de comprar productos de segunda mano o de evitar comprar productos en empresas con mala reputación producto del mal trato a sus empleados y el medio ambiente. Las investigaciones nos sugieren que eso nos acercaría a un comportamiento sostenible.

El proceso pandémico obviamente jugará un rol importante de retroceso, pues sabemos claramente que hoy lo primordial es la vida, pero apenas salgamos de ella podría ser una tremenda oportunidad para relacionarnos cognitiva y afectivamente con estas temáticas que curiosamente, trasuntan en nuestra felicidad. Así es, está científicamente estudiado que participar en acciones sostenibles impactaría en términos de moderado bienestar. Lo será porque en definitiva, ensanchan el espíritu humano (Valera y Marcos, 2014), pues se entiende que un individuo producto de esas acciones, reflexiona sobre su experiencia de vida y la juzga como buena, es una condición de equilibrio psicológico y armonía (Skevington y Epton, 2018).

Pero cómo creamos conciencia al respecto? Bueno…Primero definamos conciencia sostenible y será la percepción o experiencia de los fenómenos de sostenibilidad. Estos incluyen experiencias y percepciones que comúnmente se asocia con nosotros mismos, como nuestras creencias, sentimientos y acciones (Gericke et al., 2018). Este mismo autor deja evidencia que existe una operacionalización de la conciencia sostenible basada en 3 pilares como son el generar conocimiento, actitud (Algunos teóricos hablan también de voluntad) y finalmente, generar un comportamiento. Estas 3 dimensiones estarían bajo la perspectiva ambiental, social y económica. Otros aducen que también debería ser la tecnológica. Es decir, el ciudadano no debería sólo saber de sostenibilidad, sino que también estar dispuesto hacia un objeto que incita a un fenómeno sostenible y finalmente, debiera tener un comportamiento con acciones concretas en materia de sostenibilidad. ¿Quién no se ha sentido bien, cuando en medio de la calle ha tomado con sus manos algún desecho y la ha llevado a un tacho de basura?

Pero respondiendo a la pregunta…, creo que se debería repetir el proceso tal cual como lo vivimos en la niñez, enseñándolo, repitiéndolo y experimentando con acciones concretas. En los colegios, en las Universidades, en las empresas y en la comunidad, donde todos seamos responsables. Creo que no es necesario ser tan contemplativos para llegar a tomar esa decisión, pues las consecuencias del descuido son evidentes. Como decía Claudio Naranjo generemos una educación de la conciencia, pues ya sabemos que con la educación de la inconciencia ya nos fue mal.

Revisa también: Cuando la gestión de la felicidad puede contribuir a la estratégica

Se sugiere entonces la promoción de la sostenibilidad en la academia y el estudiantado, dando voz a los valores y recursos útiles para desarrollar capacidades críticas derivadas de este desarrollo. Esto para involucrarse holísticamente en un proceso educativo sostenible ajustando sus propios pensamientos y paradigmas (Storey y otros, 2017). Que sublime desafío.