Punta Alcalde: Más Contaminación para el Huasco

Punta Alcalde: Más Contaminación para el Huasco

14 Mayo 2012

Uno de los mayores cuestionamientos a este proyecto radica en el hecho de que esta Termoeléctrica impactaría en una zona ya contaminada en su medio marino, aéreo y terrestre, una zona que hace años debió ser declarada como zona latente o saturada.

Giuliano López >
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En el Huasco se está viviendo una  creciente  preocupación y temor  frente a la alta posibilidad de que en los próximos días la  Comisión de Evaluación Ambiental, CEA,  vote y apruebe el proyecto Termoeléctrica Punta Alcalde, lo que significaría abrir la puerta a la incorporación de nuevas e insoportables cargas contaminantes que afectarían a la comuna y  al valle del Huasco.

El proyecto Punta Alcalde consiste en una central termoeléctrica a carbón de  740  megawatts, es decir  una central  de  una potencia casi igual  a  la  que alcanzará la central  Guacolda  instalada en Huasco, cuando entre en operación  su  quinta  unidad ya aprobada   en el sistema de evaluación ambiental. El proyecto contempla también un muelle mecanizado  para descargar el carbón y otros insumos  que alimentarían la termoeléctrica.

La ubicación de esta nueva central  estaría  precisamente  en Punta Alcalde,  un sector costero   situado a 15 kilómetros  al sur de Huasco Puerto.

El temor y la preocupación que reina en el Huasco es completamente justificado, pues pese a las demandas  y argumentos  planteados por la comunidad  huasquina,   en  el gobierno central,  el ejecutivo regional   y  la Comisión de Evaluación Ambiental  predomina  la decisión de seguir sacrificando ambientalmente  a esta zona de la región de Atacama.

Más allá de la  debilidad y falta de rigurosidad de la evaluación ambiental  con que se abordan estos proyectos, lo que en el caso se puede ilustrar por ejemplo con la muy pobre evaluación del impacto que tendría esta Termoeléctrica   sobre el   medio marino y  la rica  biodiversidad  que éste alberga, el  proyecto  tiene   además irregularidades  en su  presentación,  tramitación y evaluación, algunas de las cuales han sido observadas por diversos actores de la  comunidad.

La concesión marítima que requiere el proyecto no fue aprobada en la Comisión del Borde Costero de Atacama, y por ello uno de los consejeros regionales de la provincia de Huasco hizo presente esta situación en la Sesión del Consejo Regional realizada el pasado 16 de abril, requiriendo a la Intendenta informar sobre el particular, atendiendo a que hoy dicha concesión se  encuentra ya otorgada  sin contar con la mencionada aprobación.

Representantes de la comunidad han cuestionado también el hecho de que este proyecto ha sido fraccionado pues en su  Estudio no se incluye  la línea eléctrica de alta tensión  la cual impactaría sectores costeros de alto valor escénico y paisajístico, que alojan importantes atractivos turísticos  y una invalorable biodiversidad.

Pero, sin lugar a dudas,  uno de los mayores cuestionamientos a este proyecto, radica en el hecho de que esta Termoeléctrica  impactaría en una zona ya contaminada en su medio marino, aéreo y terrestre, una zona  que hace años debió ser declarada como zona latente o saturada, por lo menos respecto a ciertos contaminantes atmosféricos;   una  zona  donde  más allá de formalidades y compromisos  el decreto de zona latente  nunca se concreta.

Evidentemente  la  injustificable demora y postergación de ese decreto,  permite que en el proceso de evaluación se  eluda el efecto suma y  el efecto sinérgico  de los contaminantes  que señala la ley,  efectos que al ser considerados hacen irracional  la aprobación de esta nueva   Termoeléctrica en la comuna de Huasco.

El titular de la Termoeléctrica Punta Alcalde, es decir uno de los cuatro grupos que monopolizan el sistema eléctrico del país, está perfectamente enterado del rechazo generalizado que provoca este proyecto en el ámbito  comunal, provincial y regional, pero todo indica que las superganancias asociadas a estos proyectos termoeléctricos a carbón, en un país como el nuestro donde los daños ambientales no se pagan,  son de tal magnitud   que  no   hay  voluntad ciudadana capaz de   hacer  titubear a sus titulares.