Opinión: “Aunque estemos hundidos, Atacama se parará de nuevo”

13 Abril 2015

No será fácil, seguramente no serán días, serán varios meses, quizás años de trabajo para que la región vuelva a lucir como antes, pero de algo estoy seguro: aunque hoy estemos hundidos nos pararemos de nuevo, Atacama se parará de nuevo.

Carlos Martin Neira >
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El panorama no es el mejor, todos lo saben. El barro se acumula por las casas y las veredas de cada calle en Copiapó y para que decir de Diego de Almagro, Chañaral, Tierra Amarilla, Alto del Carmen y en fin de casi toda la región.

Caminar por la capital de Atacama no es fácil, ver el estado de las casas, de las calles y en general de todo es realmente desolador.

Han pasado más de dos semanas y en algunos lugares las cosas no cambian. La gente se siente desolada y en muchos casos abandonada.

Como me dijo un bombero hace unos días, “la única forma de describir lo que pasó en Atacama es con una palabra: tragedia”. Es que las imágenes no bastan, no son suficientes para describir los ojos vidriosos que tienen las personas que viven en la región y mirar al rededor y ver los escombros y el barro por todos lados.

El sentir que el barro se mete por los pies, sentir los olores a sedimento, a descomposición, ver las máquinas trabajar, ver llegar cansados a un grupo de voluntarios embarrados de pies a cabeza con sus botas y palas, con los pies y manos con ampollas, indica que el trabajo será duro, será largo y no será fácil.

Pero de a poco el panorama va cambiando, lento, pero va cambiando. Ir a los albergues y ver que la gente te recibe con una sonrisa es conmovedor. La gran mayoría de los que está ahí lo perdió todo, algunos tienen parientes o conocidos dentro de los desaparecidos, pero son conscientes de que esto pasará, de que la ayuda está llegando y que se van a parar.

No puedo ser injusto, las autoridades han estado trabajando, los vi y la mayoría han estado con los pies metidos en el barro. Pero el reconocimiento se lo llevan los cientos de voluntarios, rescatístas, militares, bomberos, PDI, paramédicos, enfermeras, psicológos, carabineros, veterinarios y en fin, tantas personas, que teniendo su casa llena de barro y provenientes de otras regiones, desinteresadamente han estado ahí, pala en mano, aportando con fuerza y sudor para que otros estén mejor.

Atacama no es una región fácil para vivir y sus habitantes lo saben, por el mismo rigor del clima son conscientes que esto será un capítulo más en su vida, unas páginas negras, pero un capítulo más al fin y al cabo, porque las hojas que vienen serán mejores.

No será fácil, seguramente no serán días, serán meses, quizás años de trabajo para que la región vuelva a lucir como antes, pero de algo estoy seguro: aunque hoy estemos hundidos nos pararemos de nuevo, Atacama se parará de nuevo.