La investigación social interdisciplinar en tiempos de pandemia

La investigación social interdisciplinar en tiempos de pandemia

20 Julio 2020

Una dimensión que ha quedado relegada en la discusión sobre la contingecia sanitaria, ha sido la importancia que tiene la investigación en educación, ciencias sociales y humanas en la comprensión de este nuevo escenario. 

Nicolás Díaz Barrera >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Los alcances a los que ha llegado la pandemia de COVID-19 (SARS-Cov-2), eran desconocidos por la población chilena hasta que fue visible el peligroso incremento de contagios durante el mes de marzo 2020. Durante ese mes, se registraron los primeros casos de un virus que, ajeno a nuestra realidad, hoy es un fenómeno que ha permeado tanto nuestras estructura institucional y sistemas de operativización socio-cultural. Así también, ha afectado nuestras subjetividades, percepciones a partir del cuestionamiento, en total incertidumbre, sobre nuestros contextos más próximos y la posibilidad de vivir bajo una normalidad en confinamiento que no deja de ejercer presiones de indole laboral, social e individual.

En este contexto, la universidad pública ha estado vinculada al avance de la ciencia, pero es en las últimas décadas que esta actividad ocupa un lugar significativo dentro de la vida universitaria. La relevancia cobrada por la actividad de investigación en la universidad ha provocado, entre otras consecuencias, el surgimiento de nuevos espacios institucionales para la ciencia, un aumento exponencial de recursos humanos avanzados, una diversificación sin precedentes de fuentes de financiamiento así como también una proliferación de artículos académicos relacionados con estos temas. Se despliega un énfasis indagativo lógicamente mayor en relación al contexto de esta pandemia, sus consecuencias, limitaciones y proyecciones a futuro.

Una dimensión que ha quedado relegada en la discusión sobre la contingecia sanitaria, ha sido la importancia que tiene la investigación en educación, ciencias sociales y humanas en la comprensión de este nuevo escenario. Nos enfrentamos cada día a la incertidumbre, intentando encontrar derroteros que nos indiquen la mejor toma de decisiones para el país y sobre todo, cómo la ciudadanía aprende y enseña a convivir bajo este contexto. La secuencialidad que podemos ver desde la cuestionable aplicación de protocolos sanitarios al comienzo de la pandemia, hasta la actual crisis política, visibilizada el 18 de octubre 2019 y profundizada durante julio 2020 es inneglable. Así entonces, un problema de salud, es a la vez, un problema político.

La investigación social y educativa intenta visibilizar patrones de comportamiento, dinámicas socio-culturales, resultados de aplicación de metodologías de estudio socio-educativo, desarrollo de teoría, entre muchas otras. En la actualidad, es dificil abordar la pandemia como un problema exclusivamente sanitario. La realidad ya no resiste miradas desde un solo foco de atención, sino de diversas áreas del conocimiento que deben converger en una problemática social que es, a la vez, científica.

Desde esta perspectiva, la multi-dimensionalidad de la problemática sanitaria exige miradas globales, holísticas e integradoras. Estas dimensiones van desde la subjetividad y auto-percepción del ser humano, su relación con el otro (sub-dimensiones como la amistad, la relación familiar, la relación laboral y relaciones de pareja) hasta dimensiones macro-sistémicas como la salud pública, la economía, la educación, la política, el medio ambiente, entre otras. Lo que es necesario entender es que todas estas dimensiones se encuentran intimamente conectadas. Así, el estudio bio-molecular del virus está directamente relacionado a las medidas de prevención y por tanto, intimamente relacionado con los comportamientos que hemos adoptado de acuerdo a este, como el uso de mascarillas, confinamiento o la modificación de nuestros patrones de conducta tales como la expresión de las emociones, las relaciones interpersonales o intercambios comunicativos. El todo conforma un sistema mientras lo que vivimos cada uno de nosotros, nuestras dimensiones y realidades, son las partes inmersas dentro de este gran sistema que el biólogo e investigador en neurociencias Francisco Varela llamó el mundo de la vida.

De esta manera, el imperativo de abordaje del fenómeno del COVID-19 desde enfoques científico sociales inter-transdisciplinarios, se expresa en la necesidad de observar una problemática compleja que interactúa y converge en todos los espacios sociales. Radica en no separar problemáticas aparentemente divorciadas entre sí con el propósito de establecer miradas integradoras donde las problemáticas sociales generen problemáticas científicas y que de estas, a su vez, emerjan propuestas investigativas inter-transdisciplinares, buscando abarcar el continuo de relaciones de las dimensiones anteriormente expuestas. Existe además, la posibilidad de que este fenómeno entregue luces hacia perspectivas resolutivas con observaciones sistémicas y flexibles, intentando realizar un cambio de paradigma desde lo estructural-estático, hacia lo dinámico, inmediato e interrelacionado que un mundo globalizado exige.

En particular, las nuevas estrategias y prácticas pedagógicas, suscitan diversas problemáticas que deben ser abordadas desde diversas diciplinas, entre ellas; i) la mediación de estrategias on-line a través del trabajo con áreas de desarrollo tecnológico, el arte, la imagen y la creatividad, ii) la psicología en el estudio de la influencia del contexto en los procesos cognitivos de enseñanza y aprendizaje de profesores y estudiantes, iii) el rol docente en relación a la educación y prevención sobre el coronavirus y, iv) la necesidad imperativa, expresada por la OCDE en 2018, de flexibilizar el curriculum desde y hacia el trabajo inter-transdisciplinar en todos lo niveles del sistema de educación.

En esta línea, y como ejemplo, El Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) es un enfoque didáctico que pretende aplicar sus principios al diseño del currículo de los diferentes niveles educativos. Este ha sido desarrollado por un equipo interdisciplinar del Center for Applied Special Technology (CAST) y recoge los avances en neurociencia aplicada al aprendizaje, investigación educativa, además de tecnologías de información y comunicación. De esta manera se define como «[…] un enfoque basado en la investigación para el diseño del currículo ―es decir, objetivos educativos, métodos, materiales y evaluación― que permite a todas las personas desarrollar conocimientos, habilidades y motivación e implicación con el aprendizaje». La relevancia de este avance radica en la naturaleza interdisciplinar de los investigadores que ha permitido fundamentar este enfoque, buscando cambiar la naturaleza del propio currículo integrando diversas áreas del conocimiento interconectado y vinculante.

Las últimas actualizaciones en el ámbito de la neurociencia explican cómo se comporta el cerebro durante el proceso de aprendizaje. Los avances tecnológicos (Tomografía por Emisión de Positrones -PET scan, Electroencefalograma cuantitativo -qEEG, y resonancia magnética funcional -fMRI) han hecho posible encontrar muchas evidencias que permiten conocer la estructura del cerebro y comprender su funcionamiento de forma global y localizada durante el aprendizaje de acuerdo a las investigaciones realizadas por Rose y Meyer en el año 2000. Este es uno de los ejemplos actuales y en desarrollo de un trabajo interdisciplinar que aborda dos problemáticas de diversas dimensiones que, desde una mirada sistémica, son un mismo fenómeno de propiedades emergentes muy similares en sus niveles prácticos.

De acuerdo a lo anterior, y sin entrar en los cuestionamientos legítimos sobre la aplicabilidad del DUA en el sistema educativo chileno, lo que nos demuestra este ejemplo es que la investigación inter y transdisciplinar de los fenómenos socio-culturales deben transitar hacia una visión ampliada, holística, compleja e integradora de los estudios en Cs. Sociales y Humanas como complemento de áreas diversificadas del conocimiento. Al día, existen numerosas investigaciones que sitúan la investigación social como una ciencia interdisciplinar por su variabilidad de aplicaciones y flexibilidad para levantar información de campo. De esta manera, la interdisciplina se emplaza como una nueva manera de problematizar fenómenos sociales y científicos acorde al contexto actual globalizado, hiper-conectado y multidimensional.

De esta manera, la pandemia nos ha demostrado que vivimos en planos existenciales de incertidumbre y que nuestros paradigmas de pensamiento deben realizar un cambio radical sobre nuestra concepción de la realidad y el mundo. Además, la globalización también nos ha demostrado cómo una enfermedad ha podido expandirse con rapidez alrededor del globo así como lo ha sido la información y el conocimiento de las últimas décadas. Nuestros paradigmas de pensamiento deben interrogar con enfoques diversificados a la institucionalidad, la educación, la salud y a todo sistema involucrado en la realidad donde lo lejano hoy está más cerca que nunca de nuestras vidas.

Entonces, la investigación inter-transdisciplinar plantea cuestionamientos a la vez que es interrogada por sus aplicaciones efectivas; ¿Cómo desarrollar problemáticas vinculantes con otras disciplinas cuando estas hablan en lenguajes y conceptos distintos entre sí? ¿Cuál es la tarea del cuestionamiento epistemológico del conocimiento en cuanto a la creatividad del ser humano y su relación con el mundo de la vida? ¿Qué rol cumple la investigación interdisciplinaria en relación a la pandemia que vivenciamos actualmente?¿cómo la pandemia afecta nuestras dinámicas relacionales, patrones conductuales o la salud mental a partir de un tipo de conocimiento generado en la vinculación, intersección y transversalidad?. Siempre intentamos dar soluciones en un corto plazo a diversas interrogantes y problemáticas científicas-sociales. Hoy convivimos con la incertidumbre que siempre hemos experimentado y vivenciado, pero que hoy se ha instalado de forma visible como el eje nuclear de nuestra subjetividad en el día a día, de nuestro lenguaje, de nuestras relaciones y, sobre todo, el plano más importante, el cuestionamiento sobre la existencia del ser humano. 

Nicolás Díaz Barrera, Académico