¿Existe la inclusión de verdad?

¿Existe la inclusión de verdad?

31 Mayo 2011

Siempre hablamos de inclusión, de la tolerancia a las etnias, a los grupos vulnerables, a las minorías sexuales, a las personas con discapacidad, decimos que todos somos iguales ante la ley y tenemos derechos; y yo me pregunto ¿será tan verdad todo eso? Bueno, les mostraré algunos ejemplos.

Ilia Gallardo >
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Estimados lectores, no es mi intención hacerlos llorar o sentirse culpables de algo que sucede a diario, la verdad es que luego de pensarlo mucho me decidí a escribir sobre este tema. Cabe recordar que soy ciega y he vivido durante toda mi vida en función de querer que el mundo me acepte tal y como soy.

Siempre hablamos de inclusión, de la tolerancia a las etnias, a los grupos vulnerables, a las minorías sexuales, a las personas con discapacidad, decimos que todos somos iguales ante la ley y tenemos derechos; y yo me pregunto ¿será tan verdad todo eso? Bueno, les mostraré algunos ejemplos.

Primero los llevaré al plano televisivo, ¿han visto a alguien discriminado por no ser “perfecto”, es decir, que no haya tenido que pasar por el visturí, gimnasios o implantes para ser aceptado? Sólo quiero que lo piensen, ¿a alguien le interesan las capacidades y profesiones de las personas que allí trabajan?

Por esto, les quiero contar una historia… Durante lo que va del 2011 se han realizado 3 programas de canto, 2 dirigido a imitadores y el otro a cantantes de diversos géneros, hasta ahí no hay ningún problema, pero al realizar la selección de los participantes, me extrañó poderosamente que dentro de los programas no hubiera nadie con discapacidad, independiente de la que fuera. Luego, con el correr del tiempo, me enteré por algunos amigos ciegos que fueron a los casting que los eliminaron antes que llegaran a los jurados oficiales y las razones que les dieron carecían de argumentos. Probablemente alguien podría decir que ellos no cantaban bien, pero yo les aseguro y tengo grabaciones de los 3 casos que conozco, porque pueden haber más que esos y yo, sin temor a equivocarme afirmo, que esa no fue la razón.

En la familia tampoco hay inclusión, sólo basta pensar si somos capaces de darles responsabilidades a las personas con discapacidad para cuidar un enfermo, preparar la cena en alguna fecha importante, etc.

Por otra parte, los puedo llevar al plano laboral, ¿cuántas personas conocen con discapacidad que trabajen en algún empleo formal? Yo creo que no a muchas, si es que no a ninguna, porque en todas las empresas, públicas y privadas, te felicitan, te alagan y te admiran, pero no te dan el trabajo. Yo sé que muchas personas que quieren postular a un puesto y tienen discapacidad, no lo dicen para poder llegar a la entrevista, porque si lo dicen antes lo más probable es que no los llamen.

También es cierto que algunos discapacitados no están preparados para trabajar y otros ni siquiera lo intentan, porque les resulta más fácil vivir de la caridad de la gente, eso está claro, hay de todo en la viña del Señor.  Pero no sería mejor ser más honestos y dejar de hablar de inclusión cuando no somos capaces de aceptar las diferencias y seguimos siendo individuos que elegimos a los que necesitamos en nuestras vidas.

Los invito a reflexionar, no nos dejemos agobiar con la fantasía de querer forjar un mundo mejor, si queremos algo para todos, pensemos en quienes somos todos o de lo contrario aprendamos a acoger de verdad a los que somos diferentes, a los grupos más pequeños, a otras razas y pensamientos. La tierra es de todos, la contaminación la recibimos todos y si queremos hablar de integración, no sólo conformémonos con hablar si no que aprendamos a vivir y a ser empático con el otro en todas las dimensiones que merece la palabra.