Según indicadores del Ministerio de Educación, los jóvenes que estudian una carrera universitaria ganan entre 2 y 3,5 veces más que aquellos que solo terminan la Enseñanza Media. En tanto, quienes se titulan de una carrera técnica de nivel superior ganan un tercio más que aquellos que no estudian. 

Si bien son conocidos los múltiples beneficios que implica estudiar en la educación superior, entre los que se cuentan tener mejores ingresos económicos en la vida laboral, no siempre el poder adquisitivo futuro es una razón suficiente para tomar una buena decisión. 

En este contexto, algunos se pierden esperando alguna inspiración. Sin embargo, la psicóloga del Departamento de Psicología de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad del Pacífico, Marcela Zubiaguirre, plantea que “decidir qué estudiar es importante, sobre todo si se busca con ello trabajar en un proyecto de vida a futuro. Por eso, hay distintas maneras de resolver la pregunta, unas más eficientes que otras”. 

Como parte de este trabajo de decisión, la especialista propone un cuestionamiento personal, con preguntas como: ¿Te ocurre que siempre tuviste claro qué estudiar? ¿Muchos de tus cercanos te apoyan y concuerdan que es la carrera para ti y no se te ocurriría dudar ni menos pensar en estudiar otra cosa? ¿Te parece muy incómodo o difícil pensar en una carrera para toda la vida? ¿Cómo lograr definirse entre tantas opciones, cuando varias tienen elementos que te agradan (o muy pocas), pero no has encontrado “la” perfecta? En este escenario aparece como opción posible entrar a un Pre Universitario o elegir la primera carrera que llame la atención, ¿pero ayudará hacer eso? 

La psicóloga indica que tomar decisiones no siempre es fácil y no tiene porqué serlo, sobre todo en temas importantes como quién soy y quién quiero ser a futuro. Y para resolverlo, indica algunos puntos como fundamentales: 

1.      Conocerse a sí mismo, haciendo una exploración de las habilidades y debilidades, junto a los intereses y lo que no te agrada.

2.      Revisar las alternativas que el contexto educativo te ofrece para desarrollar tus habilidades e intereses (existen muchas carreras en diversas instituciones). Esto considera explorar las que están disponibles, haciendo una lista de aquellas que te motive estudiar, considerando la revisión que hiciste de ti mismo.

3.      Profundizar la información. ¿Cómo? Revisando las mallas curriculares, hablando con algún directivo o profesor que imparta esa carrera y también con alguien que la estudie o que trabaje en ella. Con esto te informas sobre cómo se estudia y conoces características del campo laboral.

4.      Cuando tienes claro esto, puedes definir la mejor alternativa para ti y así puedes comprometerte con lo que decidas. En cambio, si estudias guiado sólo por lo que esperan tus familiares o la carrera de moda o la que te reporte más estatus, corres el riesgo de desmotivarte en el camino cuando te encuentres con mucho ramos que no te parecen atractivos o cuando cambie la moda y la nueva carrera top sea otra. 

“En este proceso es recomendable comentar tus avances con personas que puedan aportar puntos de vista distintos y te ayuden a evaluar las conclusiones de cada punto”, finaliza la experta de la Universidad del Pacífico.