El populismo, "un lobo con piel de oveja"

El populismo, "un lobo con piel de oveja"

21 Julio 2020

El hablar fácil y proponer soluciones que aparentemente son ideales pero no posible, constituye lo más dañino para la sociedad.

Carlos Martin P... >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Comienzo nuevamente esta columna con un adagio popular para referirme a un problema que no es nuevo pero que azota a nuestro país con una fuerza sin parangón en los últimos tiempos. Por qué digo que el populismo es “un lobo con piel de oveja” concepto que no requiere mayor explicación su significado. Porque el populismo se plantea como algo bueno para el “pueblo”, pero que claramente se convierte en algo absolutamente “malo” para ese mismo pueblo que dice defender.

Pero entre distintos aspectos de este término ¿Qué entendemos por populismo?  Y la definimos como una ideología (simplificación de una doctrina) que puede ser de derecha o izquierda o una mezcla de ambas, como es el peronismo en argentina para este último tipo de caso.  

Pero que es lo que caracteriza a esta ideología, más allá de su signo. Es la conceptualización de un “pueblo virtuoso” que lucha contra una “elite corrupta” Lo que es una falacia en sí misma. Porque el virtuosismo o la corrupción, sin entrar a definirla en este momento, son adjetivos que califican a todos los seres humanos más allá de su condición social, económica, cultural o racial por indicar algunos segmentos. En suma dependerá en contra de que elite se enfrenta este pueblo, de la orientación o tinte que posee específicamente la ideología populista en boga. Hay virtuosos y corruptos en todas las esferas, grupos o personas.

El pueblo, no se entiende como todos los habitantes de un territorio jurídica y socialmente organizado. Si no; como una especie de “sociedad elegida” o “autoelegida” que no se  tiene siempre claro los márgenes de esta sociedad virtuosa. Un pueblo que mide una guerra contra “los poderosos” ya sean culturales - tecnócratas o económicas. Otra forma de lucha de clase, más hipócrita e interesada.

Vamos a entender al populismo por lo tanto como la negación de la validez de las elites, lo que es un error como dijimos, al descalificar todo producto que surja de los grupos de poder, que siempre existirán y que por supuesto son necesarias para toda sociedad. El axioma de que este pueblo sensible tiene todas las respuestas a los problemas y las soluciones para el “desarrollo” y las elites sólo velan por sus intereses, no es efectivo. Porque el bien común puede estar cercano o alejado de cualquiera.

Las sociedades se construyen del trabajo diario y esencial de la “persona común” y de las elites informadas, instruidas y dotadas de recursos. En resumen los dos errores más fundamentales que cae populismo, está en la ambigüedad del concepto pueblo y en la “triple objeción” que formula Cristóbal Bellolio en su documento “El pueblo contra la ciencia”. Moral, democrática y epistémica.

En suma, creer que un “grupo elegido” está por sobre el bien común, por muy amplio que sea. Creer que cualquier elite, es mala por definición, constituye es una mentira desde lo moral y un error desde lo lógico.

Pero como se ha manifestado este populismo hoy en Chile. Primero: desconfiando de todo grupo de poder ya sea político, económico, moral, social, militar. En esto se han aliado el populismo y el anarquismo, que si bien son distintos, se han servido mutuamente por necesidad de supervivencia. El populismo ha sido alentado por algunas elites que se han entregado a estos “antivalores” por iluso interés conservacionista, por lograr mayor poder o por negligente temor. Este desprestigio busca, alentado por esta singular alianza anarco – populista, el destruir definitivo un modelo de sociedad libre (imperfecto) pero el mejor para lograr el desarrollo.  Este desprestigio que utiliza las propias debilidades de los grupos y otras “inventadas” buscan alterar todo orden institucional y estado de derecho para en la práctica establecer una dictadura, que cuando “la persona común” se dé cuenta; ya será tarde.

Nadie sostiene que exista un modelo político y social perfecto, pero toda postura que se entrega a los veleidosos y emocionales deseos de un grupo disperso, sin el necesario conocimiento técnico de los temas y motivados sólo por sus emociones (legítimas) pero que no son suficientes para un buen gobierno, terminan en mediocridad o dictadura. Las sensibilidades de la persona común deben ser consideradas, pero no siempre se encuentran en lo correcto.

El hablar fácil y proponer soluciones que aparentemente son ideales pero no posibles, constituyen lo más dañino para cualquier sociedad. Y aquellos que se suman a esta “moda” son al menos cómplices de la destrucción del estado de derecho o al menos de mejores opciones de desarrollo, en los casos de populismos menos extremos.

Explotar la sensibilidad como único medio para tomar decisiones, es el camino al desastre. Insisto. “ La persona común” debe ir de la mano con la “elite”

Desde hace un tiempo, en este país se están pidiendo soluciones que se alejan de las posibilidades reales de cumplir responsablemente, sin hipotecar en parte el futuro cercano de este país y no hablo sólo en este periodo de pandemia. Desde antes de la “revolución de octubre” se ha ido lentamente presionando a las autoridades a que se entreguen a todos los impulsos y peticiones de la masa.

Esto no significa que no existan demandas sociales que se deban atender y responder algunas con premura. Esto no significa que algunas de estas demandas se hacen más latentes e imperiosas en esta época de crisis sanitaria y económica. Más dejarse llevar por soluciones alejadas de toda conveniencia técnica, se devolverá a todo el “pueblo” especialmente a los más vulnerables. Como siempre ha sido.

El proyecto del retiro del 10% es la última expresión de la demagogia y el populismo en este país. Como lo he dicho anteriormente; es una mala solución.

Para gobernar se debe respetar la legítima institucionalidad, y autoridades constituidas.

Como un senador de oposición tweetió hace poco “La técnica sin política puede generar grandes crisis sociales, pero la política sin técnica es populismo. Y también puede generar descalabros sociales. En el equilibrio está la virtud”.

Bueno, que la clase política actúe con consecuencia y no de manera populista o este país va ir al descalabro.

Y no es campaña del terror. La historia lo avala.