Docentes “cómodos” en tiempos de Pandemia

Docentes “cómodos” en tiempos de Pandemia

27 Agosto 2020

Hemos escuchado reiteradamente a las autoridades de Educación hablar sobre el retorno a clases presenciales, con una liviandad difícil de comprender, han lanzado frases como: “Hay profesores que no quieren volver a clases y que lo digan derechamente, están cómodos”. 

Yennifer Vallej... >
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“…No tenía como contactarme con ella, sabía que estaba contagiada y también mi alumno, no contestaba mis llamadas ni mensajes. A los días supe que ella no se sentía bien, que mi alumno si estaba bien y que la razón de la desconexión era que tenía el plan de teléfono cortado, no había plata para pagarlo. Sin pensarlo busqué el RUT entre los registros y le pagué el plan, necesitaba mantener contacto con ella, gestionar ayuda y saber cómo evolucionaban…”

“Hola, necesito gestionar ayuda para uno de mis alumnos de segundo básico, que vive en un campamento, no se ha conectado durante dos semanas, hablé con la mamá y me dijo que no se podía conectar porque tenía graves problemas, el viento le había volado el techo y botado una pared, estaban pasando frío, necesitaban ropa de abrigo mientras solucionaban todo, no había espacio para pensar en clases. Logré llevarle cosas para que desayunaran estos días”.

Estos dos relatos reales han llegado a nuestros oídos durante estos días de pandemia. Hemos escuchado reiteradamente a las autoridades de Educación hablar sobre el retorno a clases presenciales, con una liviandad difícil de comprender, han lanzado frases como: “Hay profesores que no quieren volver a clases y que lo digan derechamente, están cómodos”. Claramente estos dichos deslizan una intención de dejar al gremio docente como flojos, que están en la comodidad de su casa sin hacer nada. La idea de escribir estas líneas no es analizar la tremenda labor pedagógica que han llevado a cabo profesores y profesoras, quienes con voluntad inalterable y un compromiso a prueba de todo, se han adaptado a un sistema digitalizado que les era totalmente ajeno y que hoy sacan a delante el proceso de educar a niños y niñas en tiempos complejos. Hoy quiero escribir y analizar lo otro, lo anexo, aquello que viene adherido al ADN del ser docente, aquello que no se puede desprenden ni evitar… hablaremos del rol social de profesores y profesoras.

Las historias que dieron inicio a estas líneas se han multiplicado por cientos o tal vez miles, a lo largo y ancho del país, los profesores y profesoras han sostenido de forma digna este proceso histórico que nos ha tocado vivir, quién mejor que ellos y ellas para generar lazos solidarios que han ido en ayuda de sus niños y niñas, de sus familias y de su entorno, quién más que ellos pueden generar y coordinar asistencia para socorrer las necesidades urgentes que tiene las personas y que el sistema chileno ha sido incapaz de responder. Solo los docentes conocen la realidad de ese Chile que duele, de ese Chile injusto y cruel. Así hemos visto a profesores y profesoras entregando ayudas en campamentos, a cargo de la entrega cajas de alimentos en diversos establecimientos, pagando planes de teléfonos, comprando bolsas de Internet, sacando permisos en la comisaría virtual, simplemente porque sus apoderados no saben hacerlo, haciendo trámites para los beneficios Estatales, juntando ropa y alimentos, activando ayudas entre otros colegas, levantando ollas comunes, haciendo pan amasado en los establecimientos, o sacando adelante una campañas de frazadas solidarias. Podríamos enumerar mil actividades similares y aun así seríamos mezquinos con ellos y ellas, porque lo que están haciendo los docentes chilenos es de otro planeta.

Después de escribir estas líneas le preguntaría al ministro de la cartera si sigue pensando que los profesores están cómodos en sus casas. Si pudiera contestarle le diría que sí, que si están cómodos en sus casas, pero también lo están fuera de ella, lo están en el campamento cuando van a dejar la ayuda que recolectaron, en la sede social donde se hace la olla común o en la cocina de la escuela donde se amasa el pan, que más tarde matará el hambre de sus alumnos y alumnas, sí ministro, están cómodos, muy cómodos, sabe por qué, porque a los profesores y profesoras le acomoda el ser buenos, les acomoda ser solidarios, les acomoda ser apañadores, ser jugados, ser humanos, ser revolucionarios, ser rebeldes, ser tercos, valientes, consecuentes, les acomoda llevarle la contra a una autoridad indolente, que solo tiene como meta un regreso a clases presenciales, ignorando la realidad de un Chile herido.

Para finalizar estas líneas y desde la “comodidad” de nuestra casa, reflexionamos sobre lo que vendrá, soñamos que esto pase pronto, soñamos el reencuentro, soñamos no perder a nadie más, porque necesitamos a cada uno de ustedes para construir el Chile que queremos, soñamos que en el futuro, no muy lejano, en la necesaria mejora de la formación inicial docente, se incluya en el currículo, de cada casa de estudio que imparta la carrera de pedagogía, incluir ramos de Educación emocional y Educación digital, esa que no tuvimos nosotros, pero que sin tenerla estamos aplicando tan dignamente.

Yennifer Vallejos Meriño

Profesora de Educación Básica.

Imagen: Huawei / Agencia Uno