Aunque ambos miembros de la pareja trabajen, las tareas de cuidado no son compartidas

12 Agosto 2012

Las mujeres han ingresado masivamente al mercado de trabajo y las familias 'típicas' son aquellas en que ambos miembros de la pareja trabajan, compartiendo en muchas ocasiones, el sustento económico de las familias, pero no las tareas de cuidado.

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Entrevista a María Elena Valenzuela, Especialista Regional en Género y Empleo de la Organización Internacional del Trabajo, OIT.

1.- En este escenario ¿Cuál es el diagnóstico que realiza la OIT sobre la división sexual del trabajo en Chile?

La Organización Internacional del Trabajo, OIT, no sólo tiene convenios sobre temas como la discriminación y protección a la maternidad, también tiene un convenio específico "sobre trabajadores/as con responsabilidad familiar". Si uno mira en qué tiempo se van adoptando los convenios, se pueden ir identificando los respectivos temas. Este es un convenio que se adoptó en 1984 y por tanto, es un debate del cual se habla hace un tiempo, aun cuando se viene arrastrado desde muchísimo antes.

El caso de Chile no escapa a la situación que se vive en el conjunto de los países de la región, en que las mujeres realizan una proporción muy alta del cuidado de la familia, incluyendo a la pareja, lo que genera limitaciones en el mercado del trabajo y que se expresa en jornadas y salarios más bajos, y en ocupaciones menores.

La división sexual del trabajo, hoy es un gran tema para la sociedad, aun cuando no necesariamente se le ponga este nombre. Observamos la falta de tiempo y el agotamiento de las trabajadoras frente a jornadas que se prolongan en el hogar. Esta realidad debe ser vista como un tema de sociedad, porque no es sólo tema de las mujeres. La sociedad discute esta división del trabajo desde distintos puntos de vista, ya que no es una situación sostenible en el tiempo.

2.- ¿Cuál es el costo social de la falta de implementación de políticas públicas que hagan efectiva la corresponsabilidad en las tareas de cuidado? ¿Cuáles serían sus beneficios?

Para la OIT este es un tema importante de incorporar. Cuando habitualmente se plantea el rol del Estado y la necesidad de generar servicios públicos para enfrentar la responsabilidad social frente a las necesidades de cuidado, nos parecía importante contrarrestar la respuesta más habitual que es "esto es muy caro, nosotros no podemos financiarlo", y lo que nos interesaba era ver cuál es el costo de no tener políticas adecuadas. Ese costo se puede entender desde distintos puntos de vista, en función de lo que interesa es la productividad, la mirada económica o los derechos. Además, hemos realizado estudios sobre "pobreza de tiempo", que consisten en ajustar la línea de pobreza incluyendo la pobreza de tiempo -que se mide a partir del tiempo que la persona dedica al trabajo remunerado, no remunerado, al traslado, y a eso se suman las horas que las personas necesitan fisiológicamente, dormir y comer, etc.- y si al sumar da más de 24 horas, eso indica que una mujer u hombre es pobre de tiempo.

Percibimos con este estudio que, por una parte, la línea de pobreza sube. Vemos además que una proporción muy alta de hombres y mujeres son pobres de tiempo, pero fundamentalmente se da en las mujeres. En particular, de mujeres donde ambos miembros de la pareja están en el mercado del trabajo, de jefas de hogar que trabajan y de familias que tienen hijos/as.

Hay un costo, desde todo punto de vista, por la falta de políticas más masivas, que se expresa en la pobreza de tiempo, en las condiciones de vida, en las menores posibilidades de las mujeres de incorporarse al mercado laboral. Existe una subutilización del capital humano, y en esa medida, una carencia en términos de la competitividad internacional del país.

3.- ¿Cuál es su evaluación de las políticas impulsadas por el actual gobierno en esa dirección?

Chile se ubica en el ranking mundial como uno de los países que tiene una protección de la maternidad más beneficiosa y el que haya incorporado el permiso parental, también nos sitúa entre los países que están más avanzados.

Por otra parte, el programa Chile Crece Contigo generó un número importante de salas cunas y jardines infantiles, y no condicionó el hecho que las madres estuvieran en un trabajo formal para mandar a los niños/as a los jardines o salas cunas. En un momento, incluso, fue una política que se pensó como una manera de eliminar barreras a la participación laboral de mujeres de un nivel socioeconómico más bajo.

Me parece que por ese lado, se ha avanzando mucho. Evidentemente, faltan políticas para seguir progresando en este ámbito. En general, en la región, en la medida que la tendencia es al envejecimiento de la población, un desafío pendiente es ver cómo se enfrentan los cuidados que no solamente tienen que ver con los hijos/as.

4.- ¿Qué relación existe entre el cuidado y una política de desarrollo?

Lo que vemos como "corresponsabilidad" es una combinación de la distribución más equitativa del tiempo destinado al interior del hogar por ambos miembros de la pareja, junto con una provisión de servicios públicos que permita que muchas de las tareas que hoy en día se cumplen al interior de la familia, por la mujer, puedan ser asumidas por el Estado.

Además, se debe tomar en cuenta que la política de cuidado es un mecanismo bien importante para reproducir o contrarrestar situaciones de desigualdad. No solamente desigualdad de género, sino también en familias que tienen menos recursos.

En una encuesta realizada hace algunos años entre las mujeres que pertenecían a los sectores de menores ingresos, más de la mitad declaró estar siempre cansada o muy cansada, lo cual demuestra que se está frente a una vertiente de desigualdad que se expresa a través de la falta de cuidado.

Una política de desarrollo debe abordar los fenómenos estructurales que están detrás de la desigualdad, reconociendo que se debe llegar a un ejercicio ciudadano y una democracia más plena, que involucra que todas las personas tengan acceso a una vida mejor. Esa política de desarrollo tiene que incorporar una política de cuidado, porque de otra manera la sociedad empieza a generar respuestas privadas, familiares, individuales que no son eficientes, son reproductoras de la desigualdad y además, generan una serie de problemas asociados, que van desde la postergación de la maternidad hasta que la familia no está en condiciones de dar una buena educación a los hijos, etc. Todo va asociado con cambios en la organización del trabajo.

5.- ¿Cuáles son los principales desafíos para Chile en este ámbito?

Un desafío importante es de tipo cultural, que implica legitimar la participación de los hombres en la vida familiar y asumir las tareas de cuidado y tareas domésticas. La sociedad todavía no recibe, no reconoce y no acepta de manera positiva, que los hombres hagan uso de estos derechos, para que las mujeres, a su vez, puedan tener más libertad en sus opciones.

Por otra parte, creo que es importante tomar en cuenta los beneficios que están limitados a los trabajos formales; se debe avanzar hacia una universalidad de derechos. También es significativo enfatizar el concepto de parentalidad, entendida como la responsabilidad que pueden asumir madre-padre, hijo/a, respecto al cuidado de quienes lo necesitan y esto tiene que ir complementado con una dotación de recursos y políticas públicas que adquieran un carácter integral, más allá de la provisión de jardines infantiles y salas cunas, porque una política de vivienda y de transporte también influye en una mejor calidad de vida.