La minoría que al final era mayoría

07 Octubre 2020

La gente cree ciegamente que al no votar cometen un acto masivo de desobediencia hacia el sistema político chileno. Pero ¿Qué tan efectiva ha sido esta estrategia? ¿Han conseguido, con esta rebeldía, castigar a esa clase política tan desgastada y cuestionada?   

Yennifer Vallej... >
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Cuantas veces hemos escuchado y normalizado frases como: “No estoy ni ahí”, “Para qué votar si salen los mismos”, “El que salga va a robar”, “Son todos iguales”, “Hay que votar por el menos malo”, “No presto mi voto”, “Para que votar si no es obligación” o “Qué va a importar mi voto”.

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Tan masivo y repetitivo se volvieron estas frases, que poco a poco y año a año fuimos testigos como los y las votantes de forma consciente o inconsciente dejaron de acudir a las urnas y simplemente no ejercieron más su derecho y deber cívico de votar. Claramente la causa principal del alejamiento de las personas de las urnas no son estas frases, sino un desprestigio transversal de la clase política chilena y una profunda crisis en la institucionalidad nacional, administrada en su mayoría por la misma clase política desprestigiada que “apitutada” hace a un lado a las personas profesionalmente competentes para hacer la misma labor.

La gente hastiada de esto, cree ciegamente que al no votar cometen un acto masivo de desobediencia hacia el sistema político chileno. Pero ¿Qué tan efectiva ha sido esta estrategia? ¿Han conseguido, con esta rebeldía, castigar a esa clase política tan desgastada y cuestionada?   Veamos qué dicen las estadísticas de participación del Servicio electoral de Chile (SERVEL).  Si nos remontamos a las últimas elecciones del año 2017, en donde se eligieron parlamentarios, consejeros regionales y presidente de la República, a nivel nacional NO votó el 53, 354% del padrón electoral, en Atacama el panorama fue aún mayor, ya que el 57,374% del padrón electoral regional NO sufragó, siendo la comuna que menos acudió a las urnas la de Diego de Almagro donde el 65,62% de los votantes no cumplió su deber y derecho cívico del sufragio. Si estos porcentajes lo llevamos a números reales podríamos decir, como ejemplo, que en la capital regional de Atacama votaron 51.887 personas y NO asistieron a votar 66.010 electores.

Viene aquí el análisis, con cifras en mano, ¿se logró el cometido de castigar a la clase política tan cuestionada? Claramente no, dejando de votar permitieron, por omisión, que aquellos que tanto criticaban, nos sigan gobernando libremente. Los que no votaron, los que creyeron que eran minoría, los que pensaron que su voto no importaba, eran al final mayoría. Una mayoría que, si toma conciencia de aquello, podría generar cambios profundos en el sistema político electoral chileno, podrían, si conocieran su poder, hacer un verdadero acto masivo de rebeldía contra el sistema. Ad portas de un nuevo proceso electoral, histórico para el país, después de un estallido social y de una pandemia que desnudó toda nuestras carencias y realidades sociales y económicas, confiamos de que esa mayoría, que se cree minoría, si hayan tomado conciencia de aquello y que el 25 de octubre acuda en masa a votar, simplemente porque los necesitamos para cambiar el territorio, la población, la junta de vecinos, la comuna, la región, la provincia y por supuesto para cambiar Chile. Escuchen su fuerza, hagan el cambio, ustedes son la mayoría.

Yennifer Vallejos Meriño – Profesora General Básica

 Miembro Grupo de Estudios de Atacama GEA