Escalona: ¿Factótum o díscolo?

14 Mayo 2013

La negativa de Escalona a una primaria en su circunscripción parece un nuevo síntoma de distanciamiento con Bachelet, que se une a varios otros como la política de alianzas con el PPD y aspectos fundamentales del programa de Gobierno en materia constitucional y tributaria. Por Yasna Lewin.

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Directo al mentón fue el golpe propinado por el senador socialista Camilo Escalona a la candidata presidencial de su partido, Michelle Bachelet, al desahuciar el domingo su concurrencia a primarias, declarando no estar dispuesto a ir a “una farsa”.

Los dichos del senador constituyen un portazo a la exigencia de primarias convencionales que Bachelet formuló hace más de una semana a los partidos que la apoyan, para revertir el grave escenario generado por el fracaso de un acuerdo parlamentario, que dirimiera las competencias internas en elecciones legales de coalición.

Por su cercanía con la candidata, se esperaría que Escalona fuera un ejemplo de obediencia y apoyo al liderazgo de Bachelet. Un gesto de sacrificio personal le anotaría otra medalla en su preciada carrera de “hombre de Estado”; y, total, en pocos meses podría convertirse en ministro del Interior del nuevo Gobierno, con más poder del que ha tenido en el Senado. A menos que ya no exista ese estrecho lazo que los unía y su escaño fuera el único espacio de gravitación posible para el líder de la Nueva Izquierda socialista.

La negativa de Escalona a una primaria en su circunscripción parece un nuevo síntoma de distanciamiento con Bachelet, que se une a varios otros como la política de alianzas con el PPD y aspectos fundamentales del programa de Gobierno en materia constitucional y tributaria.

Desde los prolegómenos de la elección municipal de 2012, Camilo Escalona fue el principal defensor del “eje histórico” PS-DC al interior de la Concertación y opuso una dura resistencia a la idea de un bloque progresista planteada por el senador del PPD Guido Girardi, que pretendía reformular la coalición y formar un frente de izquierda. La formación de dos listas en las municipales de octubre de aquel año, una PRSD-PPD-PC y otra DC-PS, tensionó al máximo las relaciones del ala izquierda de la Concertación, sector que, a la postre, sería el sustento de Bachelet en la primera fase de su arribo a Chile.

A la sasón, Escalona no parece haber estado al tanto del predominio de figuras del PPD como Ricardo Lagos Weber o Rodrigo Peñailillo en el círculo más estrecho de la candidata presidencial, ni tenía muchas noticias acerca de la “nueva mayoría social y política” que plantearía Bachelet a su llegada a Chile.

Más tarde, el senador socialista se convirtió en detractor principal de la idea de una Asamblea Constituyente, declarando que su reivindicación equivaldría a “fumar opio” y “colgar un salvavidas de plomo” a la abanderada presidencial.
Es decir, el supuesto “factótum” tampoco estaba en sintonía con las ideas programáticas de su candidata, quien se ha pronunciado a favor de una Nueva Constitución y ha formado una comisión ad hoc, con miembros como Fernando Atria, mentor intelectual del movimiento estudiantil y su demanda de asamblea constituyente.

Escalona tiró la cadena a las primarias en su región, denunciando la falta de garantías y malas prácticas electorales de su partido en la zona. Aseguró haber sido el único senador socialista dispuesto a competir en primarias, siempre que éstas fueran lo que ya no pueden ser: legales.

Sin embargo, en el PS son un secreto a voces las encuestas que testearon su posible reelección frente al diputado Fidel Espinoza o el ex alcalde Rabindranath Quinteros. A penas un 7% marcaba el senador Escalona, contra más de 30 puntos de sus contendores, lo que hacía imposible su reelección en primarias, fueran éstas legales o convencionales.

¿No sería ese el motivo de las sucesivas proclamaciones sin primarias de los candidatos de su partido, en una senda cuyo destino final fuera la Región de Los Lagos?

Primero proclamaron al senador Pedro Muñoz Barra, pese a que su desafiante, Wladimiro Mimica goza de mayor popularidad en Punta Arenas. Luego fue el turno de Juan Pablo Letelier, cuyo rival, el Diputado Juan Luis Castro, se allanó a la decisión, conciente de sus desventajas electorales.

Hasta ayer eran profusos los trascendidos acerca de la intención de proclamar hoy, en la Comisión Política del PS, a Escalona junto a Juan Gabriel Valdés, como candidatos por la X Región. Y aunque la Nueva Izquierda tiene una mayoría aplastante en esa instancia, el crispado ambiente interno genera total incertidumbre. Sin mencionar el desagrado que cunde en el entorno de Bachelet.

Cualquiera sea su destino, Escalona conoce las consecuencias de jugar en contra del futuro Presidente. La última vez, había perdido una senatorial por Santiago y se quedó sin Ministerio ni Intendencia en el Gobierno de Lagos. Tuvo que contentarse con una oscura oficina en el subterráneo de La Moneda.