Breves notas de energías renovables: Pasado y Futuro

Breves notas de energías renovables: Pasado y Futuro

18 Enero 2015

Bajo la denominación de energías renovables por décadas se han englobado una serie de fuentes energéticas que a veces no son tan nuevas, renovables y sustentables como creemos, como la leña y las mismas centrales hidroeléctricas.

Andrés Gillmore >
authenticated user

No hay duda que en los últimos años hemos pasado a entender de primera mano lo que significan las energías renovables no convencionales (ERNC) y la proyección positiva que tienen para Chile y su desarrollo; hace tiempo que dejo de ser un discurso de hippies y ecologistas trasnochados, que a pesar de todos los inconvenientes y los diferentes intereses creados para desvirtuar el concepto,  podemos decir con cierto grado de certeza y convicción, que finalmente nos hemos abierto a estos nuevos conceptos energéticos, que van más de acuerdo con nuestras propias ventajas comparativas, que reflejan la mejor opción para proyectarnos al futuro de manera sustentable y eficiente.

El uso pasivo de la energía solar se inició en la Grecia de Sócrates, que entendió en ese entonces la significancia del sol, argumentando que si las edificaciones eran orientadas al sur, el sol penetraría por la galería en invierno, mientras que en verano el arco solar al elevarse por encima del techo nos entregaría sombra en verano. En la época de los romanos los derechos al sol estaban incorporados en la misma ley romana. El Código Justiniano señalaba que si un objeto estaba colocado de manera que ocultara el sol, impidiendo el “heliocaminus” eso podría ser objetado y penalizado.

Arquímedes 212 años antes de Cristo, utilizó espejos solares incendiarios para destruir los barcos romanos que sitiaban Siracusa. Roger Bacon en el siglo trece propuso al Papa Clemente IV el empleo de espejos solares en las Cruzadas, afirmando que quemarían cualquier cosa que enfocaran. En 1839 el científico francés Edmund Becquerel descubrió el efecto fotovoltaico y en 1954 la Bell Telephone, desarrollo las primeras células fotovoltaicas; tecnología que uso posteriormente la NASA para energizar los satélites espaciales.

La llamada arquitectura bioclimática que utiliza el clima para reducir el gasto en calefacción y refrigeración para obtener un consumo más eficiente y una mejor aislación, con oscilaciones de temperatura mínimas al interior, aunque en el exterior las variaciones climáticas sean extremas, diseñaron una forma de construir que se sustento en la orientación al sol como fundamento constructivo, afirmando que con un adecuado espesor de los muros y un tamaño de ventanas en estricta relación con la dimensión de la estructura, con cristales de un buen espesor y calidad, eran los elementos fundamentales para proporcionar una arquitectura solar pasiva, consistente, sustentable y de calidad.  

Las energías renovables si las aplicáramos como corresponde, solucionaríamos muchos de los problemas ambientales que actualmente nos aquejan ante el cambio climático, los residuos radiactivos, las lluvias ácidas y la contaminación atmosférica. Para que podamos concretar este objetivo, hace falta una decidida voluntad política para fundamentar el cambio y de esa manera lograr el financiamiento para realizar los cambios tecnológicos y cambiar el paradigma a nivel educacional para concretar estos objetivos y tener la capacidad de traspasar las distintas barreras de los diversos intereses creados ante las diferentes corporaciones, que no quieren que se produzca el cambio para no perder sus ganancias y continuar con el inmovilismo.

El consumo mundial de energía supera los 10.500 millones de toneladas equivalentes de petróleo: 2.400 millones toneladas de carbón, 3600 millones toneladas de petróleo, 2.300 millones toneladas de gas natural, 610 millones toneladas de energía nuclear, 590 millones toneladas de hidroelectricidad y cerca de 950 millones toneladas de biomasa, fundamentalmente leña y cantidades pequeñas de geotermia, solar y eólica.

La producción, transformación y consumo final de tal cantidad de energía es la causa principal de la degradación ambiental que hoy tiene al planeta tan destruido y al borde del colapso de la raza humana y de todo ser viviente. Los países de la OCDE organización a la cual pertenecemos, que se supone deberían tener una conciencia más acabada ante el tema, es poco lo que hace en forma practica para proyectar soluciones y además aportan con el 15% de la población mundial y consumen el 60% de la energía, transformándose en un factor de gran relevancia a tener en cuenta, a la hora de repartir las responsabilidades ante la actual crisis ambiental.

Bajo la denominación de energías renovables por décadas se han englobado una serie de fuentes energéticas que a veces no son tan nuevas, renovables y sustentables como creemos, como la leña y las mismas centrales hidroeléctricas; el impacto ambiental de los embalses construidos para usos hidroeléctricos de los ríos, con el tiempo terminan por destruirlos por la extrema sedimentación que produce la manipulación tan extrema de los cauces. Los monocultivos de biocombustibles que suministran el 20% del consumo mundial, aportan gran parte del CO2 que hoy destruye la atmosfera.

Con la excepción de la geotermia, la totalidad de las energías renovables derivan directa o indirectamente de la energía solar, por la luz y el calor producidos atraves de la radiación solar, que indirectamente produce energía eólica, hidráulica, mareas, olas y biomasa entre otras. Las energías renovables a lo largo de la historia y hasta bien entrado el siglo XIX, cubrieron casi la totalidad de las necesidades energéticas del hombre. Sólo en los últimos cien años por la revolución industrial y los procesos tecnológicos, han sido superadas por el carbón y solo a partir de 1950 por el petróleo y en menor medida por el gas natural. La energía nuclear con sus 441 centrales nucleares operando en la actualidad, con una potencia instalada de 360 GW cubre una parte insignificante del consumo mundial, que muy a pesar de algunas previsiones optimistas, su papel siempre será de una u otra forma marginal, dado lo peligroso que significa lidiar con esta forma energética y lo complicado que resulta manejar los residuos contaminantes que acompañan su manipulación.

Aún hoy, más de dos mil millones de personas sobre todo de los países del Sur, utilizan leña como base para sus requerimientos básicos, que en la actualidad esta pasando por una auténtica crisis a causa de la gran deforestación que eso significa y por el rápido crecimiento demográfico. La biomasa y la leña principalmente, suministra el 14% del consumo mundial, cifra que en los países del Sur se eleva al 35%, aunque en el territorio de Tanzania en Australia llega al 90%; en la India supera el 50%; en Estados Unidos representa el 4% del consumo, porcentaje muy superior al de la energía nuclear; en la Unión Europea es solo el 3,7% del total.

La energía solar absorbida por la Tierra en un año, equivale 20 veces a la energía almacenada en todas las reservas de combustibles fósiles en el mundo, que es diez mil veces superior al consumo actual de todo el planeta. Los combustibles fósiles cuya quema es el origen del gran deterioro ambiental, no son otra cosa que energía solar almacenada a lo largo de millones de años; pocos saben que la fotosíntesis es la forma más importante de generar energía solar y la única fuente de materia orgánica de alimentos y biomasa que estará siempre a nuestra disposición.