#CorresponsalCiudadano: "Los Orígenes del Día del Vino Chileno"

#CorresponsalCiudadano: "Los Orígenes del Día del Vino Chileno"

03 Septiembre 2021
En el mes de la patria y del vino chileno, invitamos a todos a reactivar sus sentidos, conocer la arquitectura, la silueta, el estilo, el ritmo, el carácter y la estética del vino
Cristobal Vergara C. >
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Cristóbal Vergara C.
Consultor y Director Turismo TEMBETA

El 4 de septiembre se celebra el día del vino chileno por una carta que Pedro de Valdivia le envía al Rey de España Carlos V en donde le informa sobre los vaivenes, pormenores y desafíos de la conquista. Esta carta fue escrita en La Serena en el año 1545 y en uno de sus párrafos se menciona por primera vez en la historia de nuestro país la palabra vino, es por ello de la celebración de este importante día que enseña además a Chile y al mundo la importancia histórica de la capital regional coquimbana para la viticultura en el Sur de América.

“El vino es un derecho humano” dice Rodrico Pica, Ministro del Tribunal Constitucional, gran amigo de la Región de Coquimbo y curtido aficionado y estudioso del vino. Rodrigo comparte sus apreciaciones y saberes del milenario brebaje, su historia productiva en Chile e industria en su programa de Radio Futuro y también en su red social @mesacoja

Otro importante actor del vino chileno, el enólogo Marcelo Retamal, decía en una de sus charlas: “tu tomas un racimo, lo agarras a palo y haces vino”, y no es que él aplique ese método, todo lo contrario, él ha utilizado las más avanzadas como también clásicas y ancestrales técnicas para elaborar uno de los mejores vinos hechos en el país y el nuevo mundo. El vino es un líquido vivo, es ciencia pura y posee algunos ribetes que lo acercan al arte, pero ojo, el hacer vino no es arte, sin embargo, ha sido inspiración de artistas por miles de años.

Gabriela Mistral, la hija del Elqui, madre de Chile, maestra de América, educadora, poeta y activista decía “el vino no es ni uvas punzadas, ni agua endiablada de poniente malo, sino las fábulas de los cerros, los ríos, las cuevas del mar y de los animales”. No es coincidencia que su obra póstuma llevara el nombre de “Lagar” herramienta ancestral utilizada para moler la uva y hacer vino. De hecho uno de los estudiosos de su obra, Jaime Blume decía que “el título del libro alude a una operación que compromete las raíces mismas de la naturaleza y del hombre que la trabaja. Lagar es el lugar donde se pisa la uva, donde se prensa la aceituna, donde se machaca la manzana para hacer sidra, es decir, donde el fruto maduro es triturado hasta entregarlo todo, perdiendo su identidad para ser transformado en otra cosa por una acción externa. El lagar se convierte así en emblema del renacimiento y de la aparición de otra vida, luego de la muerte. Naturaleza, muerte-vida y destrucción-renovación parecieran ser los ejes temáticos centrales de esta obra de Gabriela Mistral, resumidos y elevados a la condición de símbolos metafóricos en el espacio de un lagar”

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Esta mágica Región de Coquimbo, tiene mucho que decir sobre la viticultura y los alcoholes de uva, ya que fue la puerta de entrada y el bastión seguro para la conquista del fin del mundo y el Reino del frío (etimología de Chile en lengua quechua), cumpliendo un rol sumamente trascendental, acoger por tierra y mar todo lo que viniese desde el Virreynato del Peru, ya que el Valle del Mapocho, la desembocadura del Aconcagua y Santiago de Chile a meses de su fundación habían recibido los embates de la gente de la tierra, los Mapuches, lo cual le impedía avanzar con seguridad en su crecimiento como capital del país, realizar el culto divino, la explotación minera y la fabricación de vinos, principalmente por la constante venganza y remontada nativa.

La Serena no solo acogió recursos de colonización por su ubicación estratégica frente al mar en la bahía de Coquimbo, sino también poseyó notables infraestructuras indígenas agrarias que le hicieron un atractivo lugar para la llegada y proyección del viejo mundo(Lacoste,2020), recibiendo vides y propagándolas hacia la zona centro de Chile y Argentina, ya que el registro más antiguo de la llegada de la vid al país trasandino aparece en unos documentos del cabildo de Tucumán donde

se menciona que en 1557 desde La Serena, un clérigo de nombre Juan Cidron, traería a Santiago del Estero plantas de viña, y que posteriormente serían llevadas a Salta, lo cual confirma la importancia de La Serena para dar vida a la primera ciudad de Argentina e iniciar la viticultura trasandina.

Otro de los descubrimientos más interesantes, es sobre el primer viticultor del Perú, Hernando de Montenegro, quien fue alcalde de Lima y tuvo un vivero, siendo actor clave en la propagación de vides a Chile. Montenegro aparece en una serie de documentos y testimonios de los primeros españoles en tierras peruanas y posteriormente acuciosos historiadores, derribando por completo el mito, e incluso la existencia de Francisco de Carabantes como pionero en la viticultura de Chile y el Perú, ya que solo es mencionado por el Inca Garcilaso de la Vega en sus crónicas reales, sin aparecer en ningún otro registro, documentos notariales ni actas a diferencia de las numerosas menciones que se han descubierto sobre Hernando de Montenegro

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La vid encuentra un clima privilegiado en la Región de Coquimbo, lugar donde no solo se hacen los primeros vinos en Chile sino también donde nace su mística evolución, el pisco chileno, espíritu del vino y Denominación de Origen más antigua de América, además de los pajaretes, vinos néctares, generosos y alcoholes aromáticos de un reconocimiento tal que se convirtieron en los productos más apetecidos en la ciudad más grande de Sudamérica en la colonia, Potosi.

En este 4 de septiembre, La Serena, Coquimbo y sus tres majestuosas provincias Elqui, Limari y Choapa, nos invitan a viajar por el tiempo, reconocer los orígenes de la viticultura en el Cono Sur y la importancia de nuestra región para conocer la historia del vino en América, celebrando el día del vino chileno degustando los exquisitos mostos de nuestros valles y descubriendo sus numerosos proyectos vitivinícolas que nacen sobre suelos de infinitos minerales, bajo una limpia y transparente atmosfera iluminada por el sol y el centro de nuestra galaxia. Destacamos:

Viñas del Elqui: Mayu, Falernia, Ermitaño de la Montaña, Francisco de Aguirre, Cavas del Valle, Elqui Wines, Los Nichos, Piuquenes del Elqui y Viñedos de Alcohuaz.

Viñas del Limari: Soler, Tololo, Ochotierras, Aguatierra, Dalbosco, Tabali, Maycas del Limari, Secretos del Valle de Tulahuen, Azur y Gemma.

Viñas del Choapa: Arnaud Faupin (Alpa), Wayra, Orozco, Khirimarca, Siete Brujas y Viña Choapa. 

En el mes de la patria y del vino chileno, invitamos a todos a reactivar sus sentidos, conocer la arquitectura, la silueta, el estilo, el ritmo, el carácter y la estética del vino en sí e interpretarlo a su vez como si fuera la Región de Coquimbo en una copa: salinidad, mineralidad, electricidad, dulzura y de seguro muy buena salud!!

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