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Es saludable el debate, y es necesario hacer la autocrítica por quienes no somos periodistas, pero si comunicadores sociales. Es verdad lo que dice Erick al punto de simplemente tomar la información y desaparecer del lugar. Prefiero ser un antisocial antes que una persona que sólo va a comer y tomar café. Esa es una. La otra, lo de la cena, lo encuentro valóricamente incorrecto, no por lo que digan los demás, sino porque todos los análisis técnicos sumados a nuestros sistemas de creencias indican que no es bueno tomar del mismo vino que aquéllos que compran para sí la tierra que tan generosamente nos ha recibido, como lo es Atacama. Y que la respetamos incluso más que muchos que pomposamente se autodenominan "los defensores de la Región". Es por eso que habiendo recibido la invitación, cortés pero enérgicamente la rechacé, porque antes que quedar bien con éste o aquél está mi compromiso como comunicador con Atacama y con la Patria. Mencionado lo anterior, y ya analizado el punto que los comunicadores NO pueden estar en un lugar que interfiera a sus creencias (a no ser que sean mercenarios), quiero hincar el diente en algo que me está molestando sobremanera, y es el excesivo protagonismo político que toma esta situación. Recordemos, es la lucha de Atacama y su gente contra un despiadado Goliat y no debemos permitir que esto sea trampolín político de nadie. Eso es tan moralmente reprochable como comer de la misma mesa con el asesino de mi región.