Hace unos días se entregó oficialmente a los productores del Huasco los sellos que certifican la 1era Cosecha con Denominación de Origen (D.O.) para el Aceite de Oliva del Valle del Huasco. Partamos que una denominación de origen es “signo distintivo que identifica un producto como originario del país o de una región o localidad del territorio nacional, cuando la calidad, reputación u otra característica del mismo sea imputable, fundamentalmente a su origen geográfico”¹.

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¿Pero qué tiene de especial esta noticia?, en un país donde mayoritariamente la calidad del aceite de oliva chileno es buena y de categoría Extra Virgen. Lo relevante de esto es que este sello viene a acreditar y valorar el origen de nuestro aceite, pues no da lo mismo de donde viene nuestro alimento.

En una industria olivícola nacional relativamente reciente, el Valle del Huasco tiene una tradición centenaria y esto se debe respetar, pues es fruto del esfuerzo de varias familias que se dedicaron incansablemente al cultivo del olivo por generaciones. Esfuerzo que brindó prestigio a las Aceitunas del Huasco y su Aceite de Oliva. Mientras otros valles comenzaron con grandes inversiones para dar inicio a nuestro aceite de oliva moderno, el valle del Huasco pudo haber quedado atrás pero no, comenzó un proceso de mejora desde el aceite de oliva artesanal hasta lo que es hoy en día, un Aceite de Oliva Extra Virgen que ha tenido reconocimientos a nivel nacional e internacional, y que nutricionalmente tiene características únicas. El consumidor al comprar una botella certificada con sello dorado y foliado, no sólo tiene la certeza de que es efectivamente un Aceite de Oliva del Huasco, sino que esta botella de aceite incluye al menos un 10% de la variedad sevillana, que proviene de olivos centenarios y que brinda un contenido de polifenoles totales (antioxidantes) superior que el promedio de aceite de oliva chileno.

Esta denominación de Origen no sólo es la única hoy en día en el país, sino también en toda América². Lo que nos da una oportunidad de ser líderes y pioneros en una comercialización bajo el alero de esta D.O., pero a la vez es una gran responsabilidad para el trabajo mancomunado público-privado. Países como España e Italia nos llevan la delantera en la promoción de sus denominaciones de origen, siendo prácticamente políticas de estado, y si bien tenemos mucho trabajo por delante, la experiencia internacional puede ser un gran ejemplo para posicionar colaborativamente nuestro Aceite de Oliva del Valle del Huasco como producto insigne de la región de Atacama.

El impacto de una D.O. se ve en los territorios en un plazo de 10 años, por lo que esta primera cosecha certificada es el inicio de un largo trabajo, donde lo que se haga bien o mal hoy impactará en el rubro a nivel local y nacional. Si bien podemos ser los únicos del continente con esta denominación de origen no queremos ser los últimos en obtenerla, cada mejora al rubro impactará en un consumidor más informado que comprenderá que no da lo mismo que aceite de oliva está consumiendo.

Hoy es tiempo de valorar y preferir nuestros productos típicos, esos que aportan a la economía local y nos llegan de orgullo a los atacameños.