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Chile frente a la pandemia. Realidad y desafíos

30 Julio 2020

El manejo principal del problema sanitario, pasa por las personas concretas. Lo demás ayuda.

Carlos Martin P... >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Es difícil escribir sobre un tema tan complejo y en el que aún nos encontramos en pleno desarrollo, sin saber cómo evolucionará exactamente y los tiempos efectivos que nos tomará controlar la pandemia que afecta a todo el planeta. Pero trataré de esbozar algunos elementos que a mi juicio son basales en el análisis coyuntural y de las proyecciones de esta crisis sanitaria, que no posee parangón en el mundo desde hace al menos un siglo, como sucedió con la denominada “gripe española” que nació en Francia pero recibió el nombre de la madre patria por la propagación y cantidad de fallecidos en su territorio y en la que murieron más de 50.000.000 de personas en todo el planeta. Esto sucedido en una época que incluso se era menos riguroso es las estadísticas, ya sea por falta de recursos, medios o de información, por lo que las cifras podrían ser superiores.

Primero: el Covid-19 es un virus peligroso por tres grandes razones. Es altamente contagioso, posee un largo periodo de incubación y presenta un alto índice de letalidad, a pesar de las buenas condiciones sanitarias y del desarrollo de la ciencia médica y de la tecnología del mundo moderno.

Esto provoca que una gran cantidad de gente se contagia y aunque para muchos no pasa ser de una gripe más o menos fuerte, sin contar los asintomáticos. Para el 20% de la población aproximadamente, constituye un riesgo grave y letal. Que si no fuera por los ya referidos avances en la medicina y que genera igualmente una importante cantidad de fallecidos; podría ser peor aún. Los muertos no constituyen solo cifras. Son en definitiva; personas vulnerables, cercanas a muchos, que sufren y mueren.

Segundo: en un mundo altamente conectado y globalizado; las posibilidades de brotes y rebrotes son de altas probabilidades. “abrir fronteras” internas o externas, significan riesgos efectivos de contagio.

Pero lo anterior, no puede mantenerse “ad eternum” como lo expresó recientemente el Director General de la OMS. Las relaciones económicas y culturales son extremadamente fuetes

Tercero: Los costos económicos y sociales de la pandemia en el mundo ya son extremadamente altos y afectan preferentemente a los sectores más vulnerables y medios de la sociedad. Los indicadores de desempleo, baja de productividad y reducción de los niveles del comercio  exterior e interno, se han visto tremendamente afectado en los actuales días y no sabemos cómo va a ser la recuperación. Hoy y al menos por un par de años, vamos a ser más pobres y no sabemos cuándo nos vamos a recuperar totalmente.

Será en un ciclo denominado “V” o sea para el 2021. O en un ciclo en “U” lo que significaría recuperarse en el año 2022 o 2023. O por último en “W” Para volver a caer en el futuro cercano y a recuperarse nuevamente más adelante.

Esta situación de mayor pobreza, significa una presión fuerte sobre los gobiernos y los órganos políticos y legislativos de los estados. Una presión que ha tomado en algunos casos, ribetes de populismo y posturas demagógicas que pueden generar una mayor daño a las economías, especialmente a las menos fuertes y consolidas, afectando las estructuras productivas de esos estados. Lo que consta es que esta “pandemia económica” es de más difícil pronóstico, en consideración a su causal, que es sanitaria y no económica.

Cuarto: No existe estado, gobierno o especialista que posean la o las recetas para solucionar de manera clara y efectiva el problema y los efectos del Covid, considerando la naturaleza del virus, su desarrollo epidemiológico, las características geográficas y culturales del territorio.

No es lo mismo el tema en un país con desarrollos turísticos y económicos como los de Europa, Norteamérica e incluso muchos de centro y sud américa, que países que la mayoría de África o Cuba y Venezuela.

No es lo mismo países con características de mayor desarrollo cultural que otro menos “civilizado”

Quinto y último: El autocuidado y buenas políticas constituyen la única manera de controlar adecuadamente los efectos de contagio. No hay otra forma.

El contacto social (trabajo, grupal, y familiar) se puede dar, mientras haya un autocuidado efectivo y responsable hasta que no se logre la solución definitiva.

¿Y cual es esta solución definitiva? La vacuna y medicamentos para su tratamiento, los que están bastante avanzados y debieran estar operativos lo más probable dentro del año 2021.

¿Qué pasa en Chile al respecto?

Efectivamente, se han hecho cosas bien y como era de esperar de igual manera, se han cometido errores, producto de la naturaleza del problema y la inexperiencia de manejo. Situación compartida en la totalidad del orbe.

El país se preparó sanitariamente de manera adecuada, al decretar la fase 1 de manera temprana y fundamentalmente reforzar la estructura hospitalaria y establecer los procedimientos, políticas y normas para enfrentar la pandemia. Esto significó que hasta el día de hoy, no ha colapsado el sistema. Efectivamente en la región Metropolitana en algunos momentos llego a tener el 100% de las camas ocupadas, generando ciertos “nudos” en la atención, teniendo que derivar pacientes críticos a otras zonas del país. En ningún momento colapsó el sistema hospitalario como aconteció en Europa; especialmente Italia y España. Lo que explica el bajo indicador de letalidad que se presenta.

A esto se le agrega posteriormente las casas de residencia para los contagiados y grupo familiar que a la fecha cuentan a nivel país con un 50% de ocupabilidad.

De hecho el principal daño para el país ha sido la denominada pandemia económica que ha afectado a muchos compatriotas.

Se había manejado bien los índices de contagios, pero efectivamente estos se desbordaron, fundamentalmente en la Región Metropolitana. Esta zona llegó a tener más del 90% de los caso informados diarios, acumulando más del 86% de los contagios en el país. Esta cifra es alta, si consideramos que la Región afectada, sólo constituye menos de la mitad de la población del país (un poco más de 40%) Lo mismo sucedió con los fallecidos por Covid, en donde Santiago, representa el 80% de fallecidos del país y posee la tasa de letalidad más alta con un 2,94% (informe del MINSAL del día 29 de julio)

Todo lo anterior, significó una cuarentena rigurosa, de la que recién están saliendo. Al mismo día 29, la región metropolitana representa un poco más del 72% de los contagiados del país, reduciendo en 14 puntos porcentuales su participación y bajando de más de 5.000 contagiados diarios a menos de 1.000 por día. Además la capital posee el índice de activos porcentual más bajo del país, un 2,73% (misma fecha e informe del MINSAL)

Que pasa en regiones. La crisis se ha ido moviendo del sur al norte salvo la ciudad de Puerto Montt que se encuentra en cuarentena y la región del Bió Bío que presenta cierta alza en los contagiados, hay regiones del sur que han pasado a ciertos grados de desconfinamiento.

Ala misma fecha la zona norte (Arica a Coquimbo)  presenta 35.836 casos acumulados y la zona sur (Bío Bío a Magallanes) 21.360 casos acumulados.

Esto puede significar que efectivamente las personas se confiaron frente al tema y no se tomaron todas las medidas del caso por la autoridad sanitaria, producto de la complejidad y falta de experiencia frente al problema

Las características productivas de la zona norte, también complotan en un aumento de cifras. Trabajos en faenas y campamentos con grandes grupos de personas que se desplazan por motivos laborales, es un causal que explica las cifras. Aunque es importante mencionar que la mayor parte de los contagios se dan en las actividades sociales o de esparcimiento fuera de los lugares de trabajo.

Pero evidentemente se han realizados muchas cosas bien. Que se reflejan en cifras y que podemos resumir en los siguientes aspectos entre otros:

Bajo porcentaje de activos (5,05%); Alto número y porcentaje de test PCR tomados, lo que da mayor confianza y manejo de la situación. 1.580.823 exámenes y que es la más alta de sud américa. 78,72 por 1.000 habitantes, seguido muy de lejos por Uruguay que presenta un 28,06 por cada 1.000 habitantes. Bajo índice de letalidad 2,64 % de los contagiados. Baja tasa de incidencia (97 por cada 100.000 habitantes al día 27 de julio) una de las menores de Sudamérica y la que más ha caído.

En resumen, tenemos un gran problema del que no podemos descuidarnos y que afecta en la salud y en lo económico de manera importante. Problema grande que debemos seguir manejando, sin olvidar ninguna de las dos variables. Las medidas y decisiones tomadas por las autoridades públicas y principalmente; el cuidado y la responsabilidad personal que constituye la acción más relevante de todas.

El manejo principal del problema sanitario, pasa por las personas concretas. Lo demás ayuda.

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