Esta mañana amaneció un poco distinta para mí, por primera vez en muchos años escucho por televisión un debate parlamentario. El motivo, la ley que permite el retiro del 10% de los fondos previsionales para afrontar la grave crisis sanitaria, económica y política que conforman la crisis social más aguda de las últimas décadas en el país. El resultado de la votación de hoy en la cámara de diputados promete un verdadero alivio a las familias chilenas en medio de una terrible crisis social y marca también un precedente importante en la lucha del pueblo por eliminar el sistema de las AFP´s.

Claro que el resultado de esta votación, en el que la cámara baja aprobó el proyecto, pese a que sorprendió a muchos, no fue azaroso. Una sociedad movilizada y una presencia mediática en la que distintos sectores populares interpelaron de manera directa a sus parlamentarios y pusieron el tema en la discusión nacional, al punto de provocar una respuesta ciudadana sin precedentes durante el último tiempo, lograron que, a regañadientes, la cámara baja se abriera, la semana pasada, a una discusión que tan sólo días antes era considerada una idea descabellada y poco probable para la clase dominante y hoy hayan hecho un gesto tardío, pero necesario en la dirección de devolverle algo de dignidad a las trabajadoras y trabajadores de Chile.

El pueblo organizado se manifestó. Salió a las calles y le hizo entender a los honorables que una gran mayoría estaría  atenta a una votación a estas alturas histórica y, yo diría fundacional, en el camino por cambiar el sistema privado de pensiones.

Los resultados aún no nos permiten celebrar, pero han procurado un golpe durísimo al modelo de privatización de la seguridad social heredado de la dictadura.

Más cerca, acá en Copiapó, hace una semana, un ejemplo parecido se configuró con la suspensión de los trabajos de remodelación del parque El Pretil, hecho provocado por una serie de acciones de la sociedad organizada que incluyeron manifestaciones, interpelaciones directas a las autoridades comunales e incluso, acciones judiciales que derivaron en la orden de no innovar por parte de la justicia. Nuevamente la sociedad organizada y consciente de su poder, en cuanto unidad de fuerzas, logran impedir que el abuso y las políticas a espaldas de las personas sigan su curso, la voz de las comunidades sea escuchada y que por sobre todo, sus autoridades entiendan que el camino de la participación directa, informada y vinculante de todas y todos en las políticas públicas que los afectan, es el camino que nos conducirá a una mejor sociedad, una sociedad más justa e igualitaria, en definitiva, una sociedad en donde los pueblos manden. 

Imagen: Huawei / Agencia Uno