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El Desastre de Cerro Grande (I): Hombres que nos legaron libertad de conciencia
Esta batalla midió fuerzas entre el gobierno y las provincias que se levantaron para defender sus derechos, mostrar al resto del país que podían llegar hasta las últimas consecuencias; para hacer de Copiapó y Atacama una región progresista.
Nélida Baros >
authenticated user CorresponsalCamina la mañana vestida de niebla
el silencio esparce flores blancas
en Cerro Grande.
El otoño corona a los constituyentes
con su resplandor mineral.
Sus voces desgranan la espiga del día
el fuego consume el corazón.
En la tierra arrugada y temblorosa
balas y gemidos ahuyentan las aves.
Flamea en el espacio del honor
el azul de su bandera con un relámpago.
La muerte cae como una sombra y
los heroicos soldados con sus medallas
de valor y grandeza
quedan prisioneros del perfume de la tierra.
La semilla germina en nuevas auroras
la esperanza teje su manto a la luz
de la luna
las campanas tañen su canto
en la muchedumbre.
Vuelve a flamear la bandera
y el sueño más dulce que las uvas
de hacer una Atacama libre y grande.
El 29 de abril de 1859 se encontraron dos ejércitos dispuestos al combate en la meseta de Peñuelas. El ejército de Gallo contaba con 2 mil hombres llegados desde Copiapó al campamento en la Serena, la mitad de ellos tenían armamento de buena calidad, el resto estaba armado con espadas, lanzas y puñales.
Vidaurre, no mostró ninguna táctica, por los comentarios que hizo el coronel Jorge Word A., de las tropas del Gobierno sobre la acción en la batalla.
“Llegar y pelear fue todo lo que hizo Vidaurre; ninguna operación táctica ejecutó, y don Pedro León Gallo mostró ese día tener la intuición de los combates que en absoluto le faltó al general Vidaurre ese día y a Silva Chávez en los Loros. El soldado veterano tiene siempre una indisputable ventaja sobre el soldado improvisado para una guerra; sin esta ventaja de nuestra parte, creo que Gallo pudo alcanzar una segunda victoria en Cerro Grande.”
La traición que se inició con algunos episodios antes de la batalla y el ejército numeroso y con armamentos adecuados que pertenecían al gobierno terminaron ahogando al ejército de Gallo, perecieron en la lucha Manuel María Aldunate; Guillermo Parker; Quirico Romero; Samuel Claro y el gran poeta de la revolución Constituyente Ramón Arancibía, autor del Himno Constituyente.
Los oficiales de Gallo acusados como traidores; Salvador Urrutia, Victoriano Martínez y el mayor José Vallejo. En el domicilio de Martínez se fabricaron los cartuchos que tenían tierra en vez de pólvora. Urrutia y vallejo quedaron presos con una barra de grillos, por disposición de Gallo; y como habían traicionado al gobierno, el consejo de Guerra los condenó a muerte y fueron fusilados en Coquimbo el 20 de diciembre de 1859 en el recinto del cuartel de policía.
El ejercito de Gallo se replegó a la plaza de La Serena, Zapata, Carvallo, Matta; Saavedra, Marconi; Aguilera, Carneiro; Salcedo, Vergara, Ignacio y Antonio Alfonso, Fuenzalida, Larraín, Larrahona y otros, querían continuar reorganizándose para dar batalla, pero Gallo se opuso.
Vidaurre no persiguió a los vencidos , quienes organizadamente emprendieron la retirada hacia la cordillera, más de setecientos hombres junto a Gallo depusieron las armas y se presentaron ante las autoridades de la provincia de San Juan y el resto de los soldados se resguardaron en las faenas mineras e industriales de Condoriaco, Elqui, y Arqueros.
Desde Mendoza don Pedro León Gallo con algunos compañeros de armas se trasladó a Buenos Aires y pronto a Estados Unidos. Su exilio lo dedicó al estudio y observación de los países europeos.
El 4 de mayo se conoció la noticia del desastre de Cerro Grande en Copiapó.
Esta batalla de Cerro Grande, midió fuerzas entre el gobierno y las provincias que se levantaron para defender sus derechos, mostrar al resto del país que podían llegar hasta las últimas consecuencias, dispuestos a entregar sus vidas por obtener libertades económicas y sociales.
La batalla dejó huellas, hogares disociados, viudas, enfermos, heridos y exiliados, pero todos con esa disposición y capacidad de entrega que muestran el coraje de los hombres que habitaban esta tierra generosa en el siglo XIX y que nos legaron libertad de conciencia, educación, y leyes, posponiendo sus propios intereses para hacer de Copiapó y Atacama una región progresista.
Continuará la 2ª parte.
Textos consultados: Descubrimiento de Chañarcillo, Roberto Hernández; Revolución Constituyente de Pedro Pablo Figueroa
Poema: creación de Nélida Baros Fritis.