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Recientemente fuimos testigos de un hecho histórico para la Provincia del Huasco. Por primera vez, una ministra de Medio Ambiente visitaba la zona y lo hacía para dar respuesta a una demanda ciudadana altamente esperada: declarar a Huasco como zona de latencia.

Esta medida implica establecer un Plan de Prevención de contaminación, de manera de implementar medidas que eviten que se produzcan situaciones medioambientales de saturación, tal como, lamentablemente sucede en otros lugares del país. 

Hemos visto cómo el impacto de las termoeléctricas ha afectado gravemente la salud de niños y adultos, impidiéndoles vivir en un entorno normal y saludable. Incluso, muchas de estas consecuencias suelen ser irreversibles. Lo lamentable es que muchas de estas personas no tienen opción de cambiar de residencia, debiendo convivir en un ambiente totalmente hostil.

Por tanto,  es evidente de que hay una necesidad imperiosa de tomar real conciencia del estado actual de la Proviencia en materia medioambiental.

A pesar de ello, durante años, la ciudadanía esperó que las autoridades centrales acogieran este llamado y no dieran tregua en la lucha contra una contaminación que día a día  se hacía más insostenible.  Es en estos casos, en que reflota el debate respecto del costo que tiene el progreso. Éste debe ser un proceso armónico, sustentable, que otorgue garantías de equidad para toda la comunidad y que no implique una hipoteca constante de  una vida sana.

Como dije anteriormente, la concreción de este compromiso que adquirió la ministra de Medio Ambiente, zanja una deuda de las administraciones anteriores con la comuinidad. Durante años, existieron todas las condiciones y antecedentes técnicos para que esta declaración de latencia se realizara, pero no fue así. Falta de compromiso, responsabilidad o simplemente seriedad?. Que la comunidad juzgue.

Es valorable que una secretaria de estado se tome en serio, de una vez por todas,  el acalcanse que significa una zona saturada y decida restringir la instalación de nuevos proyectos de generación de energía. Ello, por sobre los intereses empresariales.

No basta sólo con demostrar voluntad por producir cambios, sino que también, es imprescindible emprender acciones concretas para lograrlo, y éste es un primer y gran paso hacia ello.