Un antiguo habitante de ríos y humedales regionales que se creía extinto de Copiapó volvió a aparecer, pero esta vez en el antejardín de una casa de villa Araucaria. Se trató de un ejemplar de sapo de Atacama (Rhinella atacamensis) del cual dio cuenta una vecina del sector, quien lo halló deambulando por el exterior de la vivienda, dando aviso al Servicio Agrícola y Ganadero, SAG.

De acuerdo al servicio del Ministerio de Agricultura se cree que el anfibio habría llegado hasta el lugar producto de los aluviones pasados, siendo arrastrado desde zonas precordilleranas donde existen poblaciones estables. La especie es endémica del norte de Chile y hasta hace unas décadas era común hallarla en la zona ribereña de Copiapó, hábitat del que ha sido desplazada producto de la sequía y las actividades humanas.

El ejemplar fue evaluado por profesionales del SAG quienes constataron su buen estado, lo que motivó que fuera liberado esta vez en su medio ambiente natural, en una aguada cercana a la localidad de Inca de Oro. El Reglamento para la Clasificación de Especies según Estado de Conservación que administra el Ministerio del Medio Ambiente, la sitúa en la categoría de vulnerable. Sus poblaciones se les considera reducidas y no está permitida su caza ni captura de acuerdo a la Ley de Caza 19.473.

Tanto en desembocaduras como en vegas costeras y cordilleranas es posible observar a esta especie, quien junto al sapito de cuatro ojos son los únicos anfibios de los que la institución tiene registros en la región, aunque se han reportado avistamientos de rana chilena y sapito andino.

Cabe destacar, que por su fuerte dependencia al medio acuático este desconocido grupo de la fauna regional es extremadamente sensible a los cambios climáticos e hídricos, por lo que el SAG llama a la comunidad a protegerlo y dar aviso oportuno de hallazgos de anfibios en mal estado o fuera de su hábitat.