A pesar de las dificultades propias de vivir en una zona alejada y actualmente afectados por las restricciones de la pandemia Covid-19, Alejandra Araya y Natanael Vivanco persisten como los únicos productores de su tipo en toda la región de Atacama, son agricultores orgánicos certificados pertenecientes a una agrupación ecológica con presencia en gran parte del país. 

En opinión de Alejandra el territorio de la comuna de Alto del Carmen tiene condiciones ideales para trabajar este tipo de agricultura, “pero lamentablemente no se está aprovechando”, y lo que buscan es cooperar con quienes quieran sumarse, sirviendo como modelo para expandir la agricultura orgánica en la región. “Tenemos las facilidades climáticas que no la tienen los agricultores del centro y del sur”, señala. 

El trabajo orgánico no lo califica de complicado, pero sí de riguroso. “Porque no trabajas con tiempos ni productos de la agricultura convencional, se necesita hacer mucha observación en campo y ocupar técnicas manuales en los cultivos, aprender cómo se colaboran los cultivos unos a otros, porque un cultivo puede servir como hospedero para que los insectos no hagan tanto daño a otro que te interesa”, indica. 

Actualmente, Alejandra y Natanael manejan cerca de 7 hectáreas de producción orgánica en las localidades de Chigüinto, Chollay y Pinte. Sus cultivos son diversos, destacando los frutales, tales como mango, ciruela, granada, naranja, limones, nueces, pecanos, nuez de macadamia, duraznos, mancaqui, guayabas y uva de mesa. Pronto quieren empezar con el rubro de las hortalizas. 

Hoy día venden principalmente fruta fresca y fruta seca envasada, tanto en Copiapó como en Santiago, pero por las restricciones de la pandemia es difícil salir a los centros de consumo con sus productos, aunque se mantienen enviando productos a clientes de la capital nacional.