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Semana Santa: Tiempo de reflexionar sobre nuestro amor por el prójimo
Semana Santa: Tiempo de reflexionar sobre nuestro amor por el prójimo
Que el ejemplo que Jesús nos legó sea el estimulo para romper las cadenas del individualismo y de reconocer que no solo, estamos hechos para disfrutar de los bellos momentos que nos brinda la vida.
Verónica Zamorano >
authenticated user CorresponsalSin dudas, una de las actividades más importantes e intensas dentro del calendario católico, es la semana santa o semana mayor, por las implicancias que estos días representan. Un llamado a la reflexión y al encuentro con la vida y obra de Jesús
Sin embargo, con el paso de los años y producto de un sistema carente de sentido social, para muchos católicos esta fecha se ha convertido solo en una ocasión perfecta para el descanso, la diversión y el consumismo. Se olvida lo esencial, el entender ¿Por qué? Jesús, nació, vivio, y se entregó a la muerte, como tributo al más grande de los sentimiento, el amor al prójimo.
Prueba de ello es que la indiferencia, la insensibilidad, la apatía, ante los sufrimientos y las necesidades de quienes viven cerca y de quienes viven lejos avanza en el mundo, en las familias, en la sociedad, cada vez que dejamos que el miedo, la prisa, la superficialidad, la avaricia entren en el alma y lleguen a convertirse en el criterio último de lo que hacemos o de lo que dejamos de hacer.
Lejos de caminar en semana santa con los principios y valores que nos entregara en el sermón de la montaña el que nos dice “No podéis servir al mismo tiempo a Dios y al dinero”. De entender que Dios no puede reinar entre nosotros, sino preocupándose de todos y haciendo justicia a los que nadie la hace. Caminamos con la indiferencia
Cuántas veces hemos visto a un adulto mayor ir de pie en una micro sin que nadie reaccione inmediatamente y ceda su lugar, cuántas veces hemos sabido de alguien que perdió su empleo y muy pocos ofrecen su ayuda solidaria, cuantas veces se ha sabido de un familiar enfermo y lejos de inmediatamente asistir a visitarlo se encuentran mil excusas para no ir, cuántas veces hemos visto pasar la historia desde la vereda del frente, con la impresión de que lo que le sucede a los otros a mi no me afecta, cuántas veces hemos conocido el drama de los que no tienen una vivienda y en lugar de apoyar sus legitimas demandas nos alejemos . Ejemplos sobran, que nos demuestran que si somos capaces de percibir las necesidades ajenas, pero es más fácil mirar hacia otro lado y olvidamos que los problemas de los demás con el tiempo se transforman en nuestros problemas.
Tal vez , sea esta gran semana, la oportunidad de perpetuar el sentido del sacrificio, de promover el amor, la solidaridad, la fraternidad, el bien común y la entrega hacia otros. Que el ejemplo que Jesús nos legó sea el estimulo para romper las cadenas del individualismo y de reconocer que no solo, estamos hechos para disfrutar de los bellos momentos que nos brinda la vida, sino también y por sobretodo de poner nuestras cualidades, nuestro corazón y nuestro tiempo, para ayudar y servir a otros. Primero con los más cercanos, luego con los más lejanos, con quienes nos debiera vincular el sentido de respaldo
Para derrotar el cerco del individualismo y la pandemia de la indiferencia social, necesitamos como colectivo estar abiertos y disponible a otros, de aceptar que el mundo es más hermoso y habitable cuando, sinceramente, cada uno da lo mejor de sí mismo para servir a los demás.
Foto:http://www.flickr.com/photos/hermenpaca