Padres e hijos: Niños hiperactivos y con déficit atencional

Padres e hijos: Niños hiperactivos y con déficit atencional

08 Junio 2011

Un balde de agua fría es cuando descubrimos que nuestro pequeño o pequeña es hiperactivo, no por lo que son, si no por lo mal que lo podrían pasar en el futuro...

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Ser papás y no morir en el intento.

Un balde de agua fría es cuando descubrimos que nuestro pequeño o pequeña es hiperactivo, no por lo que son, si no por lo mal que lo van a pasar en el futuro, ya que has experimentado personalmente  que corren todo el día, que todo lo toman, que no logran concentrarse en nada… y si a eso le sumas que no es capaz de interactuar “ normalmente” con otros niños, tenemos una difícil misión:  el de contenerlos, guiarlos, acompañarlos y apoyarlos por el resto de sus días.
Normalmente los hijos hiperactivos, tienen asociados una serie de mitos, creencias, prejuicios y descalificaciones por su entorno, y si a eso le sumas  déficit atencional se dificulta aún más nuestra  labor.

¿Cómo ser papás y no morir en el intento?  ¡qué buena frase!

Bueno no hay una receta mágica, pero sí contarles que hay muchos papás y mamás en la misma situación, que a veces no tienen una visión tan clara, que no tienen mucha información, que necesitan un SOS y que, generalmente, se encuentran muy agobiados por el entorno, la familia, el colegio, entre millones de otras preocupaciones cotidianas.

Para una de las clásicas preguntas iniciales de ¿por qué me toco a mí un hijo  hiperactivo? bueno, las causa son varias… la primera genética, es decir, abuelos, tíos o yo misma como mamá o papá, puedo ser hiperactivo, una segunda causa es el tipo de embarazo, o sea, si fue un parto natural o cesárea, luego si la mamá tuvo diabetes gestacional, haciendo que el bebé creciera en exceso y apurara el proceso de parto.

Hay otro tipo de razones: las ambientales, que contribuyen a potenciar la hiperactividad, por ejemplo, un entorno demasiado agitado o lleno de sobre estímulos (juegos de play, Nintendo, Computadores; demasiados ruidos) también hay razones nutricionales, es decir, hay una serie de alimentos que potencian el procesamiento del azúcar haciendo que nuestros hijos corran como locos, no se duerman nunca, entre ellos, los chocolates, los dulces, las anilinas, entre otros.
Están  y son muy relevantes los estímulos afectivos: las carencias, demasiados retos, agresividad familiar por parte del papá, de la mamá, de los hermanos, de la nana, por nombrar alguna de las razones de por qué mi hijo es hiperactivo. El revisar como es mi caso me ayuda a entender y buscar de qué forma lo apoyo y me ayudo a mí misma también.

Logrando entender el cómo y el por qué  puedo comenzar a trabajar;  apoyando a mi hijo, aprender a buscar el  médico -parte que merece a lo menos un capítulo completo de la historia, ya que pasamos de psicólogo, en psicopedagoga, neurólogo, orientadores, pediatras, en fin- buscar redes de apoyo,  es decir, ubicar a otros papás con las mismas dificultades y apoyarse, compartir espacios, ya que con el tiempo nuestro entorno se cierra y siempre es bueno encontrar un hombro y un buen abrazo, ubicar a un jardín, un colegio, para potenciar a tu hijo, buscar contención  para la mamá -que muchas veces termina sola en esta batalla y agotada- talleres para tu hijo, en fin …la tarea es intensa, pero reconfortante cuando al final del día hay un te amo mamá con un beso de esos bien pegoteados.

Viviana Suárez Corvalán
Asociacion de Niños Hiperactivos

Publicado originalmente por Revista Carrusel

Foto:www.arteyfotografia.com.ar