Obesidad infantil: el mal del siglo XXI

Obesidad infantil: el mal del siglo XXI

29 Octubre 2015

Es considerado uno de los problemas de salud pública más graves de los últimos 100 años y está adquiriendo características de epidemia, sobre todo en las sociedades en desarrollo. 

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El sobrepeso y la obesidad infantil se definen, según la Organización Mundial de la Salud, como la acumulación anormal o excesiva de grasa corporal que supone un riesgo para la salud. Según la nutricionista de Clínica Vespucio, Patricia Torres, su principal causa es el desequilibrio entre la ingesta y el gasto calórico, lo que se ve potenciado por el aumento de la disponibilidad de alimentos altos en grasas y azúcares y a la disminución de la actividad física reflejado en los altos porcentajes de sedentarismo.

Los menores más propensos a desarrollar obesidad son los hijos de padres obesos, las mujeres debido a la distribución y cantidad de grasa, algunos grupos étnicos, los recién nacidos pequeños para su edad gestacional o con signos de déficit nutricional intrauterino y la población sedentaria”, explica la profesional.

La obesidad infantil puede mantenerse durante la edad adulta, lo que puede favorecer enfermedades crónicas no transmisibles como hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. 

Cambios que pueden generar avances

Según explica Patricia Torres, lo ideal es la prevención del sobrepeso a través de la educación de hábitos de alimentación saludable y la detección temprana de la ganancia de peso. En este sentido, sus recomendaciones son fomentar el consumo de frutas y verduras, escoger lácteos descremados o semidescremados, promover el consumo de legumbres y frutos secos, preferir carnes blancas y consumir pescado al menos dos veces a la semana, además de fomentar la actividad física y evitar que los niños estén más de dos horas frente al computador o la televisión. 

Atención con estas recomendaciones

  • Preparar los platos preferidos de los niños de una forma entretenida y saludable (se puede jugar con los colores de los alimentos), sin utilizar aceite frito y prefiriendo las preparación el jugo, horno, asada o a la plancha

  • Reemplazar los postres altos en azúcar por tutti frutti con jalea sin azúcar o merengue con sucralosa

  • Si el niño no puede dejar de tomar bebidas azucaradas, preferir las light o zero, jugos dietéticos y/o agua de cocción de frutas sin azúcar, sin olvidar que debe tomar agua como principal hidratación

  • Mantener la frutera llena para disponer siempre de estos alimentos

  • Organizar el tiempo para realizar actividades entretenidas con los niños. Por ejemplo, salir a la plaza a jugar.

  • Comer las comidas de la casa en familia y no en las piezas de cada uno, es una forma de compartir y saber cómo estuvo el día del otro

  • La comida más importante del día es el desayuno, por lo tanto se debe fomentar su consumo para empezar el día con todas las energías

  • Que toda la familia se involucre en la alimentación del niño para que no sienta que es sólo una prohibición para él.