Motoristas en Chile: Corriendo en la ruta del peligro

Motoristas en Chile: Corriendo en la ruta del peligro

25 Mayo 2011

La implementación de pistas de circulación exclusiva para motos, motocicletas y bicicletas es una “urgente necesidad que las autoridades de una vez por todas debieran considerar”.

Omar González H... >
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La verdad es que hacía tiempo que no salía tan temprano de mi casa, circulando en mi automóvil por unas de las tantas calles de la ciudad en dirección a un centro médico a donde debía hacerme un examen,  pude comprobar con inquietud y preocupación, la enorme cantidad de personas que se movilizan a esas horas de la mañana en esos frágiles vehículos llamados “Motos o motocicletas”.
 
Las motos o motocicletas, cualquiera sea su cilindrada, marca, tipos o modelos, grandes o pequeñas son sin duda útiles vehículos de dos ruedas, pero extremadamente frágiles, con poco empleo de accesorios de seguridad, pues solo poseen espejos laterales, guardafangos, luces, topes direccionales, parachoques, asientos y un tipo especial de vestuario e implementos exigido para la protección básica del conductor, como gafas y casco, guantes, botas, chaquetas y pantalones de cuero.  Además se requiere de un especial dominio en la conducción, lo que lamentablemente no todos logran perfeccionar antes de subirse a una moto, con el consiguiente riego que ello implica.

No se lo que puedan ir pensando estos conductores mientras conducen una motocicleta, los cierto es que ellos son en su mayoría muchachos jóvenes y unos pocos adultos que van a su trabajo, pero al parecer a juzgar por sus actitudes de arrojo, atrevimiento e impulsivo comportamiento,  se muestran como avezados conductores, verdaderos “ases del volante”, transitando a gran velocidad por los costados de los distintos vehículos de transportes que en ese momento circulan por la vía; automóviles, camiones y buses, inclusive en plena carretera corren como verdaderos bólidos, sintiéndose al parecer extremadamente seguros, creyéndose quizás un indiscutible “Chaleco López” dentro del Rally ciudad, como si fuesen circulando en tierra firme, dando una clara sensación que el peligro sobrepasa su conciencia, demostrando una excesiva confianza en si mismos y en una supuesta pericia en la conducción de estas pequeñas maquinas de dos ruedas.   Ya que sin hacer mayores cálculos, la velocidad promedio de estas maquinas indudablemente sobrepasa a la de cualquier automóvil por sobre los 120 o 140 kilómetros por hora, adelantando por la izquierda o por la derecha, cruzándose entre los vehículos, subiéndose a las veredas, circulando por sobre los pasos cebras o sendas peatonales, inclusive algunos levantando la rueda delantera de sus motos, tratando en todo momento dejar en claro que arriba de sus motos son todo un espectáculo de acróbatas de circo o campeones de competencias.

En tal sentido vale entonces la preguntas…mientras se conduce una moto por las calles de una ciudad, ¿se tendrá plena conciencia del real peligro que ello encierra? …¡con la adrenalina al limite!... sin detenerse a pensar que tan solo en cuestión de milésimas de segundos, o mejor dicho, “en un abrir y cerrar de ojos se puede perder la vida o dañar a los demás transeúntes”,  porque efectivamente  “la muerte puede estar al asecho” ahí nomás, a la vuelta de la esquina,  como ha sucedido lamentablemente en múltiples ocasiones,  sucesos en los cuales en una de las mas recientes nota se informa lo siguiente:    “El Servicio Médico Legal y el Registro Civil confirmaron la identidad del motociclista fallecido en un accidente de tránsito la tarde del miércoles pasado en el kilómetro 11 de la Autopista del Sol, a la altura del kilómetro 29 en la comuna de Padre Hurtado, en dirección a la capital (Santiago de Chile), el motociclista embistió un vehículo y su máquina estalló en llamas de las que no pudo escapar con vida”.

No obstante, la conducción de motos y motocicletas no es tan solo un problema de transporte, es una realidad social que se esta expandiendo en forma exagerada debido, sin duda, a las notorias insuficiencias que en muchas ciudades se observa en materias de transporte publico.   Igualmente es indiscutible que también es un problema de “irresponsabilidad social”, que compromete fundamentalmente a las autoridades de gobierno, Ministerio de Transporte, a las Municipalidades que otorgan los permisos de circulación y fundamentalmente de las empresas que obtienen considerables ganancias en la venta de este tipo de vehículos livianos de menor costo que un automóvil,  puesto que los valores de una moto nueva fluctúa entre los $ 569.990  y   $ 1.198.990.

En el ámbito del transporte publico, es incuestionable que el desarrollo vial en Chile tiene aun graves falencias, situación que no se condice con el enorme aumento experimentado por el parque automotriz, entre estos como ya se dijo,  la promoción, difusión y ventas de “Motos o motocicletas” , sin tener en cuenta que para que esta realidad sea una gestión segura y de uso masivo por parte de la ciudadanía,  se necesita entre muchos otros requerimientos, de una adecuada implementación vial, junto a una política clara relacionada con el problema de la seguridad en el transito, que den plena confianza y ofrezcan medidas de protección a toda persona que decida circular por las calles a través de estos frágiles vehículos.  Derecho que por lo demás asiste y da derecho a todo ciudadano según sus propias necesidades.

Por ende la implementación de pistas de circulación exclusiva para motos, motocicletas y bicicletas es una “urgente necesidad que las autoridades de una vez por todas debieran considerar”, puesto que la proliferación de estos vehículos solo es una clara y notoria consecuencia de los graves déficit que demuestran los medios de transportes masivos, entre estos obviamente los denominados “Transantiago” en la capital.

Junto con esta manifiesta carencia de pistas de circulación especial, tampoco se puede negar el incumplimientos de las exigencias que se establecen en la reglamentación de tránsito, puesto que muchos motoristas prácticamente desconocen o hacen caso omiso a la normativa vigente, pues mientras circulan entre medio de los automóviles, parecieran creer que van solos, ya que ni siquiera miran bien cuando hacen algún viraje, se atraviesan donde sea y como sea, adelantan un automóvil por la derecha o por la izquierda, pues lo único que les interesa es avanzar de manera rápida.  Para que hablar de la vestimenta, así por ejemplo la supuesta chaqueta reglamentaria,  pareciera ser una prenda antiestética que pocos de estos osados conductores usan, excepto un casco de dudosa calidad protectora y además trasportan tantas personas como logren acomodar arriba de su moto.

Las señalética para estos personajes que en algunas ocasiones se transforman en verdaderos energúmenos al volante,  prácticamente no existe, he ahí entonces que perfectamente circulan libremente y como ya se dijo pasan sobre las pasos cebras, se suben a las veredas y transgreden los pasos peatonales, no respetan las luces de transito,  pensando seguramente que estas señalética son solo para los vehículos de cuatro ruedas.

Ese es el fenómeno del motonetismo en Chile, que trasciende lo económico y social y pasa a ser un fenómeno claramente psicológico sobre lo cual bien valdría la pena hacer reflexionar a las autoridades para poner urgente atajo a esta grave realidad.

En relación a lo expresado, es perfectamente lisito preguntarse entonces, si una ciudad no tiene todas estas consideraciones pertinentes destinadas a brindar una mayor seguridad en el transito de los motonetistas mediante vías exclusivas, adaptadas y seguras para estos frágiles vehículos y sus inconscientes conductores, ¿Por que entonces se da tanta libertad a las empresas para comercializarlos y a las Ilustres Municipalidades para otorgar las respectivas Licencias de conducir?.

Estamos claro que no esta en discusión el perfecto derecho que asiste a todo ciudadano a movilizarse hacia donde desee y como desee a fin de llegar a  la hora a su lugar de destino, en especial como se dijo cuando la movilización colectiva  o sistema de transporte público es tan deficiente.
 
No obstante, ello no da lugar a pensar que la panacea estaría en brindar una extrema libertad a las empresas poniendo a la venta estos rápidos y frágiles vehículos de distintos tipos, marcas y modelos a bajo costo,  puesto que así como se están dando las cosas, vale la pena reiterar que ello sencillamente se puede transformar en un “eventual boleto de bajo costo para el otro mundo”, mas aun cuando los conductores, como ya se dijo  junto con no cumplir fielmente las normas del transito, ni siquiera llevan una adecuada vestimenta para su protección física, inclusive llevando consigo a tanta personas como las que puedan acomodar arriba de sus motos.
 
En consecuencia, qué cree usted estimado lector,  ¿es seguro o inseguro andar en moto en Chile?

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