Gualner trabajó 37 años como enfermero, jubiló y se puso a hacer pajarete: Gañó medalla de oro

Gualner trabajó 37 años como enfermero, jubiló y se puso a hacer pajarete: Gañó medalla de oro

05 Agosto 2019

Su actividad que se vio coronada este año con una Medalla de Oro en la categoría Vinos Campesinos del concurso internacional Catad’Or Wine Awards por su pajarete Moscatel de Alejandría Reserva 2016.

Equipo El QueHa... >
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Gualner Ávalos estudió para ser auxiliar de enfermería y dedicó 37 años a trabajar en la atención de salud, en Pedro de Valdivia, Chuquicamata y Antofagasta. Cuando jubiló, su vida tomó un segundo aire. Regresó a su tierra natal, la localidad de El Churcal, en la comuna de Alto del Carmen, Valle de Huasco, y se dedicó a producir pajarete y cóctel de uva en forma artesanal, actividad que se vio coronada este año con una Medalla de Oro en la categoría Vinos Campesinos del concurso internacional Catad’Or Wine Awards por su pajarete Moscatel de Alejandría Reserva 2016.

A la entrada de su casa se aprecian algunos churques o espinos -árboles nativos de la zona- que dan vida al sector donde se emplaza su predio. “Hace unos 200 años esta parte del valle estaba llena de churques, así que la gente comenzó a decirle al sector El Churcal”, cuenta Gualner mientras enseña su bodega de vinos.

Ya sea por su entrega al cuidado de personas enfermas o por la lucha constante por superarse, este emprendedor vio en la agricultura una oportunidad de continuar con lo que sus abuelos, padres y tíos habían iniciado en el valle: “A los 15 años comencé a trabajar en la pampa porque acá se llegaba hasta sexto de Humanidades y no había posibilidad de seguir estudiando. Mi padre falleció cuando yo tenía 5 años, así que desde pequeño debí ganarme la vida. Luego decidí estudiar una profesión”.

Recuerda que empezó a trabajar en la zona norte cuando existían las recordadas libretas del Seguro Social y que esa labor la complementó estudiando, hasta que en 1964 tuvo su primer trabajo como enfermero en la oficina salitrera de Pedro de Valdivia.

Tras recibir su Medalla de Oro en el Hotel Cumbres Lastarria el pasado 10 de julio, Gualner afirma que sólo siente gratitud por haber logrado un reconocimiento a sus últimos 15 años de trabajo como pequeño productor agrícola. “Desde INDAP me avisaron del premio y recibí la noticia con mucha emoción y humildad, porque realmente es un premio al esfuerzo en todo este tiempo. También lo recibí con alegría, porque me gustaría continuar perfeccionando mis vinos y que la gente venga a probar los sabores de El Churcal”.

El agricultor proyecta el futuro del valle en base a la historia e identidad que le han dado vida a lo largo de los siglos. “El pajarete tiene 500 años de vida. Lo trajeron los jesuitas desde España y acá lo introdujeron en el sector El Maitén, entonces es un producto que tiene una identidad muy fuerte en los habitantes de Alto del Carmen”, afirma.

Con el paso del tiempo la uva de Gualner también ha dado paso a la fabricación de otros licores que desea rescatar. “Quizás lo próximo que produzca sean apiados, enguidados o agua ardiente, para que las nuevas generaciones también conozcan estas preparaciones de antaño y las hagan sus preferidas”.

Además de la producción de vinos, el agricultor tiene otra actividad que considera un tesoro. “Junto a mi esposa tenemos alojamiento en un hostal donde nosotros mismos atendemos a los pasajeros y les preparamos platos en base a carnes maridadas con pajarete. Tenemos 16 habitaciones para recibir a 40 personas durante todo el año. Las hemos ido construyendo desde que llegamos de Antofagasta y aprovechamos la energía solar, que es privilegiada en Alto del Carmen, para que los baños tengan agua caliente”.

A la hora de los agradecimientos, Gualner dice que “INDAP me ha apoyado en muchas etapas desde que volvimos del norte. Lo último fue un proyecto de estanque acumulador con riego por goteo para aumentar el volumen de producción del parronal. Con eso esperamos aumentar la venta de pajarete en el verano. No sé hasta cuándo me den las fuerzas para seguir adelante, pero si depende de mí quiero seguir hasta que mis nietos o alguien de mi familia tome la posta del pajarete, que es algo muy bonito y gratificante y que somos privilegiados de poder hacer”. 

Hoy Gualner Ávalos no olvida sus conocimientos de enfermero y siempre recibe a los vecinos de El Churcal para suturar algún punto o hacer alguna curación. Y lo hace con cariño, el mismo que le ha permitido producir su premiado pajarete.