El rodeo de burros: una ventana al turismo de Atacama

El rodeo de burros: una ventana al turismo de Atacama

03 Noviembre 2015

Debido a la gran cantidad de pasto producto de últimas lluvias, más de 5 mil cabezas de asnos se juntaron en Carrizalillo, maravillando a lugareños y turistas.

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Casi cinco mil cabezas de burros en Carrizalillo dieron vida nuevamente al tradicional Rodeo de Burros, expresión nortina de laceo, marcado y comercio de estos animales que es organizado por el Sindicato de Crianceros de Freirina.

A la vez, se ha convertido en parada obligada para turistas y punto neurálgico para centenares de freirinenses que por tres días se dieron cita en esta tradicional fiesta en la comuna.

Lo nuevo de esta versión

La llegada de los burros a los corrales, se extendió por tres días. Por las condiciones de buen pasto y a la reproducción masiva que ha ocurrido por el mismo motivo y al cuidado permanente de los dueños (cuentan los capataces), se logró reunir más de cuatro mil burros. Por otra parte, para esta versión no hubo arreo en vehículos motorizados debido al constante peligro que encierra la conducción por los campos, tanto para jinetes y conductores.

Los clubes de huasos y crianceros del vecino pueblo de Los Choros en la Región de Coquimbo, también dijeron presente, quienes junto a los estancieros de La Arena, Maitencillo, Labrar, y el propio Carrizalillo, al calor de un cabrito a la parrilla, celebraron el laceo y marcado de sus animales.

Memoria e Historia del Rodeo

El escritor freirinense, Oriel Álvarez Hidalgo, explicó que "esta actividad nace en plena época de la colonia cuando los dueños de las grandes estancias bajaban sus animales desde cerros y cordillera a los grandes corrales habilitados, donde se realizaba un conteo y marca de sus animales".

Esta costumbre -agrega el estudioso- fue compartida con otros países de Sudamérica y se efectuaba cada año, "el 7 de octubre, en el día de San Marcos. El rodeo, festejo o faena podía durar hasta ocho días, dependiendo de la extensión del campo, de las condiciones climáticas y de los elementos con que se disponía. Una vez encerrados los animales, sus respectivos propietarios procedían a marcarlos con un fierro candente con el sello de su propiedad, el que era registrado en el Cabildo. En los meses de verano se efectuaba la matanza, con el fin de obtener el sebo, grasa, cueros, carne disecada o charqui".

El escritor recuerda que con el transcurso de las décadas, esta costumbre fue desapareciendo poco a poco, consecuencia de que en esta zona del norte de Chile  los burros dejaron de utilizarse masivamente, producto de la modernización de las faenas y el transporte. Actualmente se puede ver a estos animales dispersos en los campos, en un estado semi salvaje y en un número mucho más reducido.

Una ventana al turismo

Como quiera que sea este decaimiento, el rodeo de burros se resiste a salir de la oferta turística de la región y quiere constituirse como una actividad única y con carácter identitario. Un equipo periodístico del canal Mega visitó la zona con el ánimo de dar a conocer el atractivo natural que tiene la actividad. Junto a ellos un puñado de turistas degustaron a de los tradicionales "churrascos marinos" una suerte de pescado frito, sumados a productos campesinos que pequeños productores agrícolas de la provincia de Huasco apoyados por INDAP hicieron gala de su tradicional pajarete, aceite de oliva, arrope de uva, que abastecieron las cocinerías que se instalan para acompañar a las familias de los crianceros que acompañan a los jinetes.

Qué es el rodeo de burros

El rodeo de burros consiste en reunir a los asnos dispersos en los campos hacia un sector previamente determinado, donde se encuentran los grandes corrales. En la actividad un grupo de huasos montados en caballos, guiados por un capataz de campo, se distribuyen por praderas y en un movimiento en abanico comienzan la operación de arrear los burros. Esta labor a veces dura toda una jornada, por lo que es necesario alargar las denominadas corridas a dos o tres días.

Una vez producido el encierro de los animales, los dueños proceden a reconocer, marcar y tusar (corte de pelos) a sus burros. Sin embargo el mayor objetivo de cada propietario es obtener alguna ganancia económica por medio de la venta a comerciantes que llegan a cada rodeo, cuyos ejemplares, seguramente, son destinados a la fabricación de cecinas. Otros burros no corren la misma suerte y son sacrificados para convertirlos en charqui o pasan directamente a las humeantes parrillas improvisadas junto a los corrales.

Los huasos se preparan durante meses para concurrir a los rodeos. Primero se preocupan de su caballo, al que alimentan con pastos y granos, para que soporten las grandes corridas. También, reúnen algunos fondos económicos destinados al gasto en las cantinas y ramadas, donde se expenden cazuelas, asados, empanadas y mostos, lugar que es amenizado por infaltables músicos y cantantes populares.

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