Cómo descubrir el camino hacia la verdad

Cómo descubrir el camino hacia la verdad

31 Julio 2011

Si nos esforzamos en nuestra vida diaria, no importa donde nos encontremos y lo que representemos como seres humanos, en cumplir paso a paso las leyes del amor desinteresado y del amor al prójimo, experimentaremos en nosotros mismos que nos convertimos en personas distintas.

Juan Lama Ortega >
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¿Cómo descubrir el camino hacia la Verdad?

El camino hacia la verdad

Tarde o temprano cada uno llegará a convencerse de que ni la ciencia, ni una comunidad religiosa, ni las confesiones, ni tampoco las palabras de sus semejantes le ayudan a encontrar la Verdad, aunque todos los esfuerzos externos pueden ser impulsos para reflexionar o para encontrar el camino hacia la Verdad. Si seguimos las huellas de nuestros sentimientos, sensaciones, pensamientos, palabras y actos, de nuestras inclinaciones, reacciones, del afán de pelea, hostilidad o cosas similares, llegaremos a conocernos a nosotros mismos. Esto es lo que tiene importancia.

Pues el camino hacia la verdad se recorre únicamente a través de nosotros mismos y no a través de otros. Tendremos que reconocer que las verdades que aprendemos de los libros sean sobre Dios, sobre el Más allá o las leyes del Amor nos habrán ayudado y siguen ayudándonos a avanzar algunos pasos; sin embargo, un libro sobre la Verdad nunca nos conducirá a encontrarla realmente. Los libros y las palabras sobre la Verdad son para todos nosotros de gran ayuda e indicaciones en el camino, pero no nos proporcionan la certeza que buscamos. Esta la podemos alcanzar únicamente nosotros mismos sin que podamos aportar ninguna prueba externa para ello. Cada uno tiene que lograr la seguridad de que esto es así.

Si nos esforzamos en nuestra vida diaria, no importa donde nos encontremos y lo que representemos como seres humanos, en cumplir paso a paso las leyes del amor desinteresado y del amor al prójimo, experimentaremos en nosotros mismos que nos convertimos en personas distintas, que nuestro mundo de pensamientos negativos de antes cambia y que podemos superar cada vez más positivamente los acontecimientos del día, porque afirmamos el núcleo positivo en todo y recibimos solución y respuesta positivas, es decir legítimas, a todas las preguntas.

 En este transcurso que va desde un mundo de pensamientos negativo a una postura positiva, desarrollaremos también otras cualidades que nos harán reconocer la vida como una totalidad que está en las manos de Dios. Entraremos en la Ley del amor desinteresado, y gracias a nuestros esfuerzos constantes experimentaremos que un día percibiremos a nuestros semejantes en la luz de la Verdad y que nuestra visión ya no estará enturbiada por lo humano, lo falso.

Después de haber dado este paso evolutivo podremos referirnos sin emociones también a lo negativo, a lo adverso. Podremos afirmar entonces nuestros sentimientos, sensaciones, pensamientos y conversaciones, porque no contendrán ya nada en cuanto a expectativas, desprecio o ataduras. Ese salto evolutivo positivo hacia una vida de acuerdo con la Ley se traduce en benevolencia y tolerancia con nuestros semejantes. Gracias a estos pasos legítimos obtendremos respeto hacia nuestra propia vida, que es vida de Dios, y al mismo tiempo hacia la vida de nuestros semejantes y hacia todas las formas de vida.

Cuando hemos alcanzado niveles más elevados de consciencia, vivimos también más conscientemente y con más seguridad. Nosotros los cristianos originarios en Vida Universal, hemos experimentado que las leyes universales, la Verdad eterna, nunca se pueden encontrar en lo externo sino únicamente en cada hombre. Por eso un día cada persona o cada alma tienen que llegar a la percepción y experiencia internas mediante el autorreconocimiento y la realización de las leyes eternas.

El que se examina y se sumerge cada vez más profundamente en las leyes eternas mediante su realización, ha encontrado el sentido de su vida terrenal y sabe que todo lo que le suceda, alegría o penas, lo ha introducido él mismo y nadie más en el campo de su alma.

Si podemos decir con certeza: “mi prójimo no tiene ninguna culpa de mi destino”, hemos dado un gran paso en el  proceso de autorreconocimiento y realización. El buscador de la Verdad que ya ha obtenido algunas experiencias sobre sí mismo, puede afirmar convencido, que esta vida terrenal tiene un sentido muy determinado para cada uno, es volver a ser cósmicos, es decir puros. Los conceptos de la vida en la Tierra y del Más allá se nos hacen más comprensibles gracias al reconocimiento y a algunas experiencias personales, que nos facilitan la certeza de que reina una ley cósmica eterna y de que también la ley de siembra y cosecha actúa para nuestro ego como nuestra ley personal.

 

 Juan Lama Ortega

 www.vida-universal.org