Columna de Opinión: ¿Cómo nos expresamos los chilenos?

28 Mayo 2014

Lo peor de la situación, es que este significativo por no decir grave déficit en nuestra forma de expresarnos, va agudizándose cada día más, comprometiendo inclusive la lógica del contenido, como se puede observar en titulares o franjas informativas de prensa, radio y/ o televisión.

Omar González H... >
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No necesitamos ser profesores de castellano o como se dice ahora, profesores de lenguaje, o  ser un académico de la palabra, para darnos cuenta día a día del abismante déficit que podemos observar en la forma de expresarnos muchos de los chilenos, en especial en lo relacionado con la expresión escrita en que regularmente se suelen confundir ciertas letra como Q, por la K,  la B, por la V, la I por la Y, la S por C, le ponemos H donde no lleva y no la ponemos donde si lleva, y suma y sigue. Igualmente se confunde aquello que desde niños hemos conocidos como verbos, adjetivos y sustantivos. Haya, allá, haiga halla, haber, a ver, haver - hay, ay, ahí -valla, vaya, baya- iba, iva, hiba, hiva, etc.

Para que hablar de la puntuación y/o la acentuación, eso anda de la misma forma, en buen chileno al reverendo lote.   Es que al parecer es más importante el mensaje o contenido, que la forma de expresarnos y enunciar las ideas que deseamos transmitir, así por ejemplo si  decimos:

  • Aller fui al sentro a comprar jeneros
  • Ke kieres que te diga, llo soi aci

La idea expresada en el sonido se entiende perfectamente, no obstante al ver estas frases escritas nos damos cuenta de inmediato las garrafales faltas ortográficas, ¿será por eso entonces que hemos descuidado de manera extrema nuestra forma de escribir? Aparte del hecho de que muchos preferimos más hablar que escribir.

Lo peor de la situación, es que este significativo por no decir grave déficit en nuestra forma de expresarnos, va agudizándose cada día más, comprometiendo inclusive la lógica del contenido, como se puede observar en titulares o franjas informativas de prensa, radio y/ o televisión, en los cuales muchas veces las palabras que se emplean van a revés o se usa el concepto menos adecuado para sintetizar o resumir una noticia o información.

En relación con lo anterior cabe referirnos a ciertas discrepancias existentes entre los medios de televisión y la RAE, (Real academia de la lengua española) con respecto a aquellos generadores de caracteres, en que se denuncia el empleo de palabras y tildes mal expresados

Sin embargo es muy importante que la opinión pública sepa que esto requiere de un especial cuidado, puesto que ello influye directamente a la comprensión y en el correcto uso del lenguaje de los auditores o lectores, más aun cuando los responsable o redactores, muchas veces son profesionales de la comunicación, especialmente periodistas con lo que no  quiere decir que todos los periodistas observen carencias en la expresión correcta del idioma.

En tal sentido, la forma en que escriben las personas en los medios de comunicación virtual debiera ser igualmente protegida a fin de fomentar un mejor uso del lenguaje lo que lamentablemente no es así.  Especialmente en aquellos espacios que constituyen importantes redes sociales, sitios en los cuales cualquier persona puede escribir lo que desee y en la forma que estime de acuerdo a su necesidad, estilo, sexo, escolaridad,  ocupación, instancia o forma de pensar y sentir, muchas veces empleando abreviaturas   incomprensible, o bien cayendo en expresiones ofensivas, groseras, ordinaria o soeces,  reemplazando palabras o escribiendo letras como un XD  que no se entiende y que de seguro debe corresponder a una jerga o idioma especial de expresión juvenil.   En este ámbito cabe también mencionar la irracional programación de algunos medios de televisión y radio en que hacen frecuente uso de la grosería a fin de llamar la atención y atraer auditores o televidentes con un contenido obscenos, eróticos o aparentemente interesante…¡Qué atroz!

En consecuencia, muchos de nosotros hablamos tan mal que pese a contar con un lenguaje español considerablemente exquisito, rico en conceptos, manejamos frecuentemente  un vocabulario muy pobre, con escaso dominio y variedad en el bagaje de palabras, demostrando con ello un bajo nivel cultural.

Para obviar tales deficiencia lingüísticas, bastaría con usar un buen diccionario o emplear las facilidades técnicas que nos ofrece hoy la moderna tecnología a través de la computación, que nos permite escribir nuestras ideas de manera mucho más fácil, puesto que en los elementos computacionales ya traen incorporados correctores ortográficos y diversas otras herramientas como acentuación y manejo de sinónimos, lo que hace mucho más fácil la tarea de escribir bien y hacer de nuestros escritos una forma más comprensiva, elegante y distinguida.

De acuerdo a lo anterior por ejemplo; si queremos definir algo como BELLO, podemos usar una multiplicidad de sinónimos como: hermoso, lindo, agraciado, admirable, precioso,  pulcro, etc. o si algo nos parece FEO: podría usarse el concepto grotesco,  antiestético, deslucido, risible,  ridículo, caricaturesco, etc. Aplicando obviamente el concepto más acorde a la idea que deseamos expresar. Así de fácil se va enriqueciendo el vocabulario y con ello la manera en que nos puedan escuchar y  comprender los demás.

No obstante el tema se complica cada vez, cuanto estamos habituados a comunicarnos de manera rutinaria, recibiendo mensajes, ideas, sentimientos y emociones diversas desde una misma clase de fuente informática o comunicacional, lo que le puede suceder a un niño o joven adolescente cuando habla mal, como consecuencia de una cotidiana  imitación de quienes comparten diariamente con él. De esta manera se aprende a hablar bien o mal en familia utilizando las mismas palabras que utilizan los padres o entre hermanos sin mayores miramientos en la corrección del lenguaje.

A lo anterior suele sumarse lo que ya se dijo anteriormente, las graves pifias que se cometen en los medios de comunicación masiva. Entonces: ¿Qué nos queda entonces a los auditores o lectores que estamos expuestos a estos tantos desaciertos  lingüísticos?

…¡Usted mi estimado lector tiene la última palabra!