Opinión: "Política y felicidad"

Opinión: "Política y felicidad"

25 Marzo 2016

Los que eligen el mundo político como medio de vida, comúnmente no tienen nada de representativos y si decimos las cosas como son, nunca han tenido la capacidad de reproducir fotográficamente los intereses de las comunidades que dicen representar y no es que nos engañen.

Andrés Gillmore... >
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Por Andrés Gillmore

La democracia y la política tienen como objetivo buscar la felicidad de la sociedad como un todo. La voluntad popular como fenómeno ideológico se sustenta básicamente en esa búsqueda intangible pero vital de la felicidad, que depende de cada uno de cómo lo queremos, sentimos y tenemos conciencia de ella. Las sociedades modernas se mueven por racionalidades y una diversidad de conceptos, orientados hacia objetivos que la mayoría de las veces no es realmente lo que buscamos, pero que muchas veces llegamos a creer como la solución a todos nuestros problemas; pero a lo más podrán marcar un camino hacia una interpretación de lo que se quiere hacia un objetivo predeterminado, con algo de sentido común y de contenido pero nada más; el resto es netamente ideológico y depende de cada uno y muchas veces nos equivocamos.

Los que eligen el mundo político como medio de vida, comúnmente no tienen nada de representativos y si decimos las cosas como son, nunca han tenido la capacidad de reproducir fotográficamente los intereses de las comunidades que dicen representar y no es que nos engañen, lo que pasa es que el ciudadano se engaña: estas distorsiones que construimos ideológicamente para tener esperanza, tienen incidencia en el lenguaje que utilizan para lograr sus objetivos, escondiendo los verdaderos intereses del supuesto compromiso social que dicen representar, definiendo preocupaciones partidistas y gubernamentales ante las estrategias de desarrollo.

No basta con tener capacidades intelectuales, pertenecer a un grupo establecido socialmente con acceso al poder para entrar al sistema; lo que marca la situación y hace la diferencia son precisamente las motivaciones individuales, que llevan a que alguien ambicione un cargo público, promoviendo intereses aspiracionales y expectativas de vida que no le pertenecen, que no lo representan, que en el fondo no le interesan y que solo defiende para usufructuar del poder y todo lo que eso conlleva.

En estas variables radica la complejidad de la problemática del poder y la relación con la política y sus organizaciones en la búsqueda de la ansiada felicidad, sobre todo si entendemos que las ideologías y los partidos políticos, son por sí mismo un escondite de lo que representan (ideologías), como parte de un mundo subterráneo que conocen muy pocos. Los involucrados dicen en el entre líneas, cuando lo que verdaderamente se busca en términos de objetivos sociales es netamente la felicidad y ese objetivo se transforma en el problema de fondo, porque entrega una definición falsa y no enfrentamos el verdadero objetivo, que no es otra cosa que la búsqueda de la felicidad.

A lo largo de las últimas décadas los sociólogos se han interesado por la problemática del poder y su relación con la política en la búsqueda de la felicidad; porque a partir de ese conocimiento y desde su concepción social, cultural y política, es factible proyectar estrategias de desarrollo y entender las motivaciones sociales en los procesos de cambio que necesita toda sociedad para desarrollarse. Podríamos decir fehacientemente, que la búsqueda de la felicidad representa en la actualidad, la energía vital que mueve a la raza humana en todos sus conceptos pero que muy pocos tienen conciencia de ello y en eso radica la dificultad, al no tener conciencia del objetivo real.

Existen en la actualidad un sin número de informes de lo que representa la felicidad en la sociedad moderna y como en función de ello se proyecta su desarrollo en las sociedades desarrolladas, de lo que busca realmente cada segmento social. Los informes inexorablemente unen la relación de la calidad de vida a la felicidad y cómo estos dos fundamentos unidos al trabajo son vitales y deben guiar las políticas estratégicas de desarrollo social, hacia la sustentabilidad ambiental, industrial, cultural, histórico, social, etc; transformando la felicidad en el objetivo de toda sociedad que se precie y se respete a si misma.

Lamentablemente el concepto felicidad ha sido omitido de los objetivos de desarrollo en Chile, para que ciertos grupos de interés dominen la realidad y con el tiempo han desarrollado modelos que nos han transformado en consumistas por definición, en la falsa creencia que en el consumo esta la felicidad, confundiendolo con la autosatisfacción y de ese modo enconando gran parte del problema que vivimos en la actualidad, una gran infelicidad. Una sociedad confundida y sin un liderazgo real como la nuestra, es imposible que pueda sortear los obstáculos naturales con propuestas poco creíbles, haciéndonos olvidar que el objetivo primordial es la felicidad de todos y no solo de algunos.

Un elemento clave de la felicidad en el ámbito social, es que debe ser un proceso colectivo; sin colectividad no existe la felicidad real. Lo colectivo es el vínculo con el bienestar, la seguridad social y el entorno sustentable, que fundamentan la calidad de vida y la diversidad de las funciones estrategicas del desarrollo y sostienen la solidaridad, variable de importancia vital para lograr la armonía y que sin la cual es imposible obtener la felicidad.

En la actualidad la felicidad no ocupa el lugar preponderante y central que debería tener en los objetivos sociales de desarrollo y en la toma de decisiones para ser parte del principio fundamental del debate político. El consumo material y la inseguridad política, nos han guiado para que tratemos estas variables separadamente, cuando en verdad están sensiblemente unidas, porque no hemos entendido que la búsqueda de la felicidad es inherente y fundamental en todo orden de cosas, debe ser consciente y tener una equidad balanceada, proporcional y funcional, estructurada bajo un fundamento político aspiracional, ante los objetivos de las comunidades que no quieren otra cosa que la felicidad.