Opinión: El legado de Allende

Opinión: El legado de Allende

17 Septiembre 2014

Columna Seremi de Gobierno de Atacama, Jorge Hidalgo

Jorge Hidalgo >
authenticated user Corresponsal

El 11 de septiembre es sinónimo de dolor y de una tremenda perdida de nuestra democracia, recordamos como el Presidente Salvador Allende, elegido democráticamente, pago con su vida el compromiso asumido con todo un pueblo.

Hablamos de un hecho culmine, que nos deja ver un ejemplo de consecuencia que aún retumba en los muros y salones del Palacio La Moneda, y a través del cual hasta el día de hoy mantenemos vivo el recuerdo de un Presidente y de miles, que tal como él, murieron y sufrieron por asumir el desafío de soñar un Chile mejor.

El heroísmo de Salvador Allende no fue un acto individualista, fue ante todo un hecho moral y ético que ha traspasado generaciones. La humanidad respeta a nuestro Presidente Allende porque fue capaz de doblegar la supremacía transitoria de la fuerza con su propia muerte, y dejar grabado un mensaje en la consciencia de todos los hombres y mujeres del mundo que aman la libertad y la justicia social.

Es esa consecuencia la que aún mueve a millones de chilenos y chilenas, que seguimos soñando con un Chile en donde la justicia social y la igualdad sea el eje del desarrollo de todo un país, es esta misma ciudadanía la que ha respaldo democráticamente a la presidenta Michelle Bachelet y a un programa de gobierno transformador, fundado en reformas estructurales que recogen las prioridades ciudadanas.

Al igual que el Presidente Allende asumimos el compromiso con la ciudadanía de alcanzar cambios que nos conduzcan a un Chile mejor, donde la Educación sea gratuita, de calidad y sin discriminaciones, donde quienes más recursos obtienen, aporten de mayor forma al país y donde nos rijamos por una nueva constitución que deje atrás las ataduras que instaló la dictadura.

Tenemos el compromiso de asumir estos desafíos con consecuencia, más allá de los discursos, con un accionar concreto como autoridades, que nos permita avanzar en la construcción de un país y de una región, donde la igualdad social sea parte fundamental de nuestro desarrollo y crecimiento, donde los talentos de nuestros niños, niñas y jóvenes sean desarrollados a través de la educación y donde no se nos prohíba soñar un mejor país.

Como cada año los vientos de septiembre marcan el renacer de aquellos ideales que quisieron cortar a punta de fusil y represión, el resurgir de aquellos sueños en los que hoy continuamos trabajando, con la persistencia y el compromiso que han quedado marcados en forma perpetua en la historia de nuestro país, con el legado de Allende.