Los partidos políticos de hoy, son publicidad engañosa

Los partidos políticos de hoy, son publicidad engañosa

19 Octubre 2012

La pérdida de credibilidad no ha sido precisamente por las ideas políticas que representan los partidos políticos en si mismo, responden por el actuar personal de los hombres y mujeres que han manejado los partidos políticos todos estos años.

Andrés Gillmore... >
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Por Andrés Gillmore, secretario y vocero de Corporación Costa Carrera- Aysén- Cuenca del Baker.

La forma de hacer política en Chile ha cambiado radicalmente, eso se percibe en estas elecciones municipales, el desprestigio de los partidos políticos ante el mundo ciudadano es indudable es un hecho de la causa que no se puede obviar y los partidos tienen plena conciencia de ello. Aunque el gobierno se empeñe en decirnos que tenemos un empleo casi al 100 %, que crecemos con buenos números esto no se traspasa al mundo real. El problema está en que podemos crecer, pero no significa que nos desarrollamos con igualdad. La lucha por la sobrevivencia esta cada día más difícil en todo sentido para el chileno normal y no cuadran los números con la vida diaria.  

Con esta realidad a cuestas, los partidos políticos han optado por maquillar el formato e intentan, a como de lugar, pasar desapercibidos pero sin perder los objetivos, optando por presentar a sus candidatos en estas elecciones municipales con el mínimo de propaganda partidista posible, escondiendo los orígenes políticos de sus candidatos, que demuestra fehacientemente el ocaso de estas organizaciones que en pocos años dejaran de existir.

La actual propaganda con que nos topamos a diario en la vía pública, más que informarnos son una molestia y en muchos casos un real peligro para la vida de las personas, han optado por mimetizar los logos que identifican a los partidos y en lo posible pasar desapercibidos. Lo que antes era un signo de orgullo y parte importante del curriculum del candidato, en la actualidad es todo lo contrario y si se expone, puede destruir a un buen candidato por identificarse con un partido político.

El tema no es menor, porque creo fehacientemente que en muchos casos se está engañando la fe pública, al hacerlos parecer algo que no son. Fácilmente esta forma de difusión se podría encuadrar como publicidad engañosa, porque no informa como corresponde.

Cuando se es miembro de un partido político se tienen muchas cosas a favor y muchas en contra. De lo positivo que es ser parte, es que se cuenta con todo el aparataje de apoyo de una organización, canales de información, contactos, financiación, asesoría legal y estratégica. Más un mundo de personajes dispuestos a ayudar. Lo negativo es el problema de la falta de credibilidad ya que básicamente el militante no sería dueño de sus propias decisiones, se tienen que acatar directrices y ordenes que no siempre van de acuerdo con lo prometido a sus comunidades, que muchas veces se tiene que defender lo indefendible por el bien del partido, cuando es necesario salvar la honorabilidad del bien común, aunque ello no represente el propio fundamento personal y lo más radical y complicado, es tener que perder muchas veces la propia credibilidad, hechos que de acuerdo con el mundo ciudadano de hoy no son posibles de acatar, porque es eso precisamente lo que queremos erradicar, el compadrazgo y las anteojeras que tanto mal le han hecho a Chile en el ultimo tiempo.

Hoy cuando votamos por un candidato, en verdad votamos por quien lo está financiando, no realmente por sus ideas o por sus intenciones. Por eso muchas veces tanto senadores, diputados y los mismos Alcaldes y concejales, actúan estrambóticamente en temas vitales, en proyectos de ley como Tabaco, Minería, HidroAysén, Ley de Pesca, Impuestos, Salario mínimo, Bi-nominal, Constitución, Patentes, Permisos de Construcción etc., porque estos representantes sociales han sido financiados por intereses fácticos como se les denomina, que pasan la cuenta en los momentos oportunos y vitales al momento de legislar o tomar decisiones. Como está ocurriendo hoy en día con la pretendida Ley de Pesca, donde un grupo de industriales de la Pesca y la Salmonicultura tienen a senadores y diputados para sacar adelante una Ley que solo los beneficiaria a ellos y destruye a los pescadores artesanales.

Las ideologías de los partidos políticos ya no representan y no se condicen con su fundamento de creación, el actuar de los miembros son una negación de lo que son y representan. Hoy en verdad ya nadie sabe para quien trabaja un político, son un feudo como corporación que solo se quieren mantener en el poder y no perder sus regalías y todos son iguales, por lo menos vistos desde el mundo ciudadano, con raras excepciones. Es por eso que se oponen a quitar el binominal con tanta vehemencia y transparentar la información creando una ley electoral que limite la inversión en campañas y raye la cancha para todos por igual. Se escudan ideológicamente con el discurso de que el Estado no está para financiar campañas políticas y que el Binominal es el balance necesario. Cuando en verdad todos sabemos, que es simplemente porque perderán parte importante de sus ganancias personales y la mayoría se tendrá que ir para la casa.

Todos estos puntos de importancia vital que hoy están a al vista de cualquiera, han hecho que los partidos políticos no tengan credibilidad alguna y ya no representen el presente-futuro del Chile que queremos los chilenos que no somos de partido político alguno y que somos la gran mayoría, que solo queremos hacer las cosas bien y que el país se desarrolle con igualdad, sentido común y sobre todo sin falsas ideologías.

La pérdida de credibilidad no ha sido precisamente por las ideas políticas que representan los partidos políticos en si mismo, responden por el actuar personal de los hombres y mujeres que han manejado los partidos políticos todos estos años, que han desvirtuado totalmente los fundamentos y los objetivos por los cuales fueron creados y los han transformado en verdaderos feudos de poder, abusando de su electorado, faltándoles el respeto en todo sentido, sin saber representar cabalmente los intereses que dicen representar, poniendo en práctica la apología de lo que se podría decir ha sido la base del desprestigio de los políticos en la actualidad y que ha creado la tremenda desconfianza actual al“Hacer que hacen, pero en verdad no hacen”.

Esto explica el descalabro actual de las políticas de desarrollo del Estado de Chile, que en verdad casi no existen como tal y el por qué se confunde tan fácilmente crecimiento con desarrollo, que finalmente decanta en una total falta de políticas estratégicas en temas vitales como Educación, Energía, Medio Ambiente y Vivienda por nombrar algunos. Además si eso no bastara, pretenden confundir a la opinión publica como estrategia de sustentación, difundiendo el miedo por posibles crisis sociales y económicas que vendrán, que, a pesar de todo, los chilenos debemos agradecer por tener lo que tenemos y que no podemos darnos el lujo de perder inversiones de transnacionales extranjeras y debemos decir si a todo, aunque eso signifique destruir el país.

Lo que se ha hecho en Chile desde el año 1989 no es desarrollo, lo único que se ha hecho todos estos años han sido buenos negocios y nada más, haciéndonos creer que son políticas de Estado cuando en verdad no lo son. Un ejemplo “El gas natural de Argentina”, se justificó como la solución energética que resolvería el tema, pero en verdad solo fue un negocio que enriqueció a unos pocos en detrimento de muchos. Al igual que en ese entonces que nos mintieron para hacer negocios, en la actualidad actúan de la misma manera con HidroAysén, al hacernos creer nuevamente que el proyecto es una vía de solución, cuando no lo es y solo es un negocio.

 Por la falta de un concepto claro en materias de desarrollo y por políticos que no han tenido la capacidad de extraerse de los negocios y cumplir su función, carecemos de una política de desarrollo de Estado, que sea independiente y no esté sujeta a las diferentes administraciones del gobierno de turno. Que tenga la capacidad de proyectar el desarrollo de aquí a 20 años, que es lo que se necesita en la actualidad para ver el futuro con proyección y que además estas políticas no respondan solo a intereses inmediatistas de campañas políticas. Hoy solo tenemos gobiernos que en la práctica gobiernan dos años y medio, el resto es campaña por mantenerse. Eso debe cambiar y se deben hacer cambios fundamentales de forma, ampliando el periodo presidencial, sacando el binominal y si es posible haciendo una nueva constitución, que esté de acuerdo con los nuevos tiempos y de los desafíos que están por venir.

El abogado constitucionalista Eugenio Evans, no tuvo reparos en decir en un programa de Radio Agricultura de Checho Hirane la semana pasada, “ahora es mucho más difícil gobernar, antaño se podían hacer más cosas, la ciudadanía en ese entonces se dejaba llevar, aceptaba todo mansamente y no era contestataría como en la actualidad, lo que hace todo más difícil y complicado”. Ciertamente lo que dice el abogado Evans es una realidad. Hoy es mucho más difícil gobernar, la ciudadanía es exigente y entendida en temas relevantes. Las redes sociales han abierto el conocimiento nivelando la cancha, hoy no existen secretos como antes y no se puede mentir, todo se sabe en línea. No como antes en el Chile del pasado, donde ese conocimiento se usó para someter y estuvo en poder de unos pocos, usado y manoseado de acuerdo a las conveniencias de las transnacionales. Hoy estamos empezando a vivir lo que se podría llamar una verdadera democracia participativa, sustentada en el conocimiento de la verdad.

Esta realidad no debería representar en ningún caso un problema, si no todo lo contrario, es la gran oportunidad de hacer las cosas bien. Es el paso natural a un nuevo formato del hacer y lograr así una mejor democracia, más certera, más plena, con una exigencia mayor en todo sentido, es la verdadera transición hacia un mundo mejor, que no es fácil de ninguna manera, pero aprenderemos y seremos mejores mucho mejores, Dios mediante.

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