El 21 de mayo pasado, recordamos como siempre a los héroes del combate naval de Iquique, en especial al señor Arturo Prat que en su momento fue el artífice, el promotor, un especie de adhesivo agorex de la unidad nacional. Aquí en Copiapó se intentó hacer lo mismo trasladando un desfile de lugar, pero los héroes no son un objeto inanimado que se mueven de un sector a otro sector dentro de la comuna, los héroes se ganan un lugar en la conciencia nacional, en el corazón del pueblo, por gestos únicos recordados por la historia, incluso demarcados en la geografía, como por ejemplo (¡y que ejemplo!) dar la vida por el resto de los compatriotas vivos y los que van a vivir en el futuro.

Un héroe se puede definir como un ejemplo de excelencia, en quien converge en un modelo de un grupo o nación que lo honra con su culto; ya que el personaje muestra sus esfuerzos y sufrimientos para superarse durante sus hazañas. Los héroes se van a caracterizar por haber recibido un culto público. Para los griegos los héroes tenían un sentido de semidios. Los héroes se distinguen por sus acciones extraordinarias, también por su grandiosa manera de ver la vida como una aventura o un desafío a mejorar el mundo que los rodea.

Hace unos días, me decían amigos y amigas que el mundo se acabaría, yo no sabía si era por el magro discurso presidencial o porque de verdad existía la alineación de planetas como sucedió para el diluvio, por lo que decía una religión de “La espada de Dios” o que se yo; pero estas cosas de verdad preocupan y asuntan, comencé entonces a prepararme con cuchillos, agua potable(guácala), fósforos y algunas conservas de comida; pero esto requería algo mucho mayor: un héroe con características de superhéroe. Entonces asustado me subí a un colectivo 66, con patente terminada en 6, con rumbo a mi casa y me enteré por su chofer, que el partido de Deportes Copiapó v/s Naval de Talcahuano no era a las 15:30 horas, que había sido cambiado a las 12:00 horas del día domingo, entonces comprendí que el “Fin del Mundo” podría ser  ese partido; porque para muchos copiapinos, el cuerpo técnico y jugadores, era un juego con características de “jucio final” con ese maldito juez divinizado llamado hincha o mal hincha. Entonces mi preocupación fue mayor, dije necesitamos un héroe para que nos salve de tal situación, y comencé a buscar en mis libros e Internet, nombres de héroes para convocar  a está contienda desigual; apareció en Google las fotos de  Batman, Superman, La Mujer Maravilla, Calcetín con Rombos Man, una serie de televisión gringa y otra de Canal 13, pero ninguno satisfacía y tenía el poderío de salvar y volver las esperanzas a los hinchas de Copiapó.

Luego de largo rato, de pensar dije -quien nos salve de este momento debe ser alguien que sienta la camiseta, alguien que sepa lo que es  ganar y sufrir las postrimerías de la tabla de posiciones-. Comencé a buscar en mi archivo de estadísticas a los futbolistas insignes del club y aparecieron tres que conocemos  desde mucho tiempo, que han dado la vida (entre muchos) tanto física como familiar por el club, como son: Esteban Cuellar, Fabián Alfaro y Juan José Ossandón. Comenzó mi enumeración y valoración por los actos concretos de estos jugadores,  1.- Esteban Cuellar, lamentablemente ya no está,. 2.- Fabián Alfaro, no aparecía en la formación titular  del equipo. 3.- J.J. Ossandón “El Diablo”.  No puedo dejar de decir que sentí miedo,  porque  el diablo es sinónimo del mal en la religión cristiana, el enemigo de Dios y Cristo, esto es así porque en el Libro de Apocalipsis se identifica como una sola persona; a Satanás del Libro de Job (Job1:6-8), al Diablo del evangelio de Mateo(Mateo 4:8-10), la Serpiente Original de Génesis (Génesis3:1-5) y al Gran Dragón del Apocalipsis, como un sólo personaje(Apocalipsis 12:9). 

Claro,  después de verme enredado en una faramalla de conceptos, decidí asistir al estadio de Tierra Amarilla en busca de este héroe del club, ese que ha llevado la camiseta por años, que se ha peleado con su tierra natal: Arica, por defender la Albi-verde. Mi  ilusión era tal que no dejaba de soñar con un gol de este delantero, tras varios intentos de Ocuppé Bayenga  y Ossandón sin poder acertar, llegó el gol  del Nikolas Altamirano (41’ minuto del primer tiempo) y así se fueron al segundo tiempo donde al ingresar a la cancha ya se podía ver  J.J. lucir  su traje especial  para batallas difíciles y fue hasta el minuto 60, con 6 segundos y 6 centésimas  que el diablo  logró puntear la pelota  ante la salida del arquero sureño,  los otros goles tras jugadas  con alto nivel de fútbol fueron de Juan Sáez y Alberto Ortega respectivamente; el descuento de Naval lo realizó no sé quien, porque a esa altura ya había revivido el ícono del equipo, ese  jugador que se preparaba el doble  trotando durante el verano en el parque Schneider, que luego de los entrenamientos se dedicaba a practicar más, que estaba en deuda con la hinchada y con el gol; pero somos nosotros, los hinchas, quienes estamos en deuda con el mejor jugador de la cancha del domingo pasado; una deuda que solo debemos pagar con el aplauso, con  el vitoreo de la letra “Jota” cada vez que entra o deja la cancha; porque un futbolista como Juan José Ossandón, por muy diablo que sea, siempre cumple con la hinchada, con la camiseta, con club, con nuestra ciudad y al final es un Diablo del lado luminoso, auque suene contradictorio.

Los héroes son ejemplos a seguir, son quienes se quedan en nuestra memoria, son quienes los grupos con identidad valoran por su entrega, algunos han dado la vida por su equipo, esperamos tener Diablo para rato, para que construya el nuevo mundo del club y no siempre nos esté salvando del Apocalipsis de la tabla de posiciones, te has ganado el aprecio de los hinchas y un lugar en la historia del fútbol copiapino, viva el más diablo de los héroes locales ¡VIVE DIU HEROS DIABOLI!.

Foto:www.hinchasdepcopiapo.com