Fútbol & Poesía: Futbolistas, los trabajadores del arte distinto

Fútbol & Poesía: Futbolistas, los trabajadores del arte distinto

01 Mayo 2011

Había terminado el partido de San Luis v/s Deportes Copiapó, mi alegría era inmensa, un triunfo de visita en el Lucio Fariña de Quillota (0 x 2, con goles de Nikolas Altamirano y Diego Díaz de penal) era un resultado esperanzador, síntoma de que el equipo resucitó en la Semana Santa.

Víctor Munita Fritis >
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Había terminado el partido de San Luis v/s Deportes Copiapó, mi alegría era inmensa, un triunfo de visita en el Lucio Fariña de Quillota (0 x 2, con goles de Nikolas Altamirano y Diego Díaz de penal) era un resultado esperanzador, síntoma de que el equipo resucitó en la Semana Santa de aquella muerte involuntaria de cuatro fechas y un empate.

En Facebook y Twitter escribí los goles con entusiasmo, con gran alegría, y una amiga me escribió bajo uno de esos comentarios: "Me gusta que estés feliz, pero ¿que vas a escribir para el diario? Recuerda, que ser futbolista, es un trabajo difícil", me dijo.

Yo, pensando en el homenaje que hizo el fútbol argentino al escritor Ernesto Sábato y llevándolo a un paralelo con el poeta chileno Gonzalo Rojas, que no recibió ni un pequeño pitazo en una cancha barrio, decidí escribir sobre el trabajo de ser futbolista. Aunque mis ganas de homenajear al poeta Rojas son tan grandes, me cuesta escribir de él ahora con la envidia que siento por el pueblo argentino, de cómo admira a sus artistas y deportistas elevándolos a la categoría de héroes; porque los héroes son eso: perfección de la técnica en el área de capacidad, un valor social, un cambio entre un pasado y el hoy, una imagen estética disímil a la de la guerra de trinchera, pero no lejos del fondo y la base; el corazón del pueblo.

Ser futbolista, para mi es ser un artistas, bien lo decía el fallecido –ayer- Ernesto Sábato (hincha de Estudiantes de la Plata y ex jugador de las inferiores de este equipo argentino) que “el futbolista era un signo y el juego del equipo un lenguaje enfrentado a otro”. Ser escritor, ser poeta, artista en las diversas artes es tan difícil como ser futbolista en Chile y los países americanos, pero tampoco nos vamos a poner a llorar por algo que elegimos libremente ser, cuando todos los trabajos tienen su complejidad; basta ver a los mineros con silicosis; constructores con la inseguridad; mujeres temporeras enfermas con los pesticidas; profesores/as al borde del trastorno; dueñas de casa, que realizan una labor única y gratis los 365 del año y así, con muchos y muchas que levantan el país.

Pero ser futbolista en segunda división, es apostar a la nada y al ser, cree en algo sin saber si resultara y que se va construyendo entrenamiento tras entrenamiento, resultado tras resultado. Hay veces que la camiseta no es cómoda, pero hay bocas que alimentar, se posee a un jefe llamado entrenador y cuerpo técnico, otro llamado la directiva, y el hincha es, sin lugar a dudas, el jefe más patológico. Porque "el jugador número 12" (la barra), ese ser de mil cabezas que valora a los jugadores como héroes cuando realizan una buena campaña o muestran la camisa sudada, que alaba cuando el stopper clava la pierna al rival como si hiciera un surco en la tierra; esos que dicen “ole – ole – ole” con cada pase sincronizado con el resto de los compañeros de la verde oficina mediática, que te dice ídolo cuando con los tres dedos del brazo contrario la saca del ángulo y a rato después, grita gol por largos segundos cuando el equipo cumple el objetivo.

Estos deportistas son personas de un inspiración importante, de gran sincronización e inteligencia en su tarea; son dueño de un gran oportunismo, y tiene también una dosis de improvisación para resolver en situaciones inesperadas como mirar, tocar el balón con los pies, precisar un pase, pensar en que no puede perder, no permitir goles, ser solidario, colectivos y gran parte de las veces jugar, especulando el sueldo de fin de mes. Por esto hoy, 1 de mayo, día del trabajador, los futbolistas de Deportes Copiapó celebren su trabajo, celebren el triunfo del sábado, fruto de árbol llamado semana. 

Felicidades a los trabajadores del arte distinto, los poetas de la página verde.

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