Contra Sergio Jadue, los Periodistas Deportivos y todos los males de este mundo

Contra Sergio Jadue, los Periodistas Deportivos y todos los males de este mundo

29 Julio 2011

Ahora que la Copa América ya es historia, conviene darle un vistazo a varios aspectos de nuestro nunca bien ponderado fútbol chileno, que al parecer sigue empeñado en no apartarse del camino del ridículo histórico.

Jaime Caucao >
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Se me ocurrió escribir esta columna anoche, mientras veía el bloque deportivo de Megavisión y escuchaba a Rodrigo Sepúlveda, con esa pose tan canchera del periodista deportivo que tiene una cámara encima, deshacerse en elogios para el Maestro Tabárez, recalcando que el suyo fue un proceso de cinco años para alcanzar una copa de verdad con la celeste, y que en Chile no habíamos podido hacer lo mismo porque “Bielsa había decidido irse”. Que nadie lo obligó, que los dirigentes tienen “algo” de responsabilidad por no retenerlo pero que, básicamente, era un tema del rosarino.

Este tipo de declaraciones lleva al hincha común y silvestre como yo, a preguntarse si acaso todos los periodistas deportivos de los medios oficiales tienen o no la suficiente autonomía para referirse con propiedad a un tema, o sólo se trata de ese trágico doble estándar nuestro. Viéndolo hablar me acordé de León Gieco y su canción “Los Salieri de Charly”, cuando canta: “es mi país, es el país de Cristo / damos todo sin recibir  / es mi país, es un país esponja /se chupa todo lo que pasó”.

Suele ser irritante escuchar a los comentaristas deportivos de la tele. Cuando hablan por la radio, quizás como uno no les ve la cara, pueden llegar a ser más tolerables, pero en la televisión se ponen el peor traje que puede ponerse un periodista: el de la obsecuencia. Hacer la vista gorda, ser políticamente correctos, quedar bien con Dios y con el diablo, no perder los contactos, no revolver el gallinero, cuidar la posición social, el estatus, la impronta que te da el salir en la tele hablando de fútbol.

Por otra parte, leyendo esta mañana las noticias futbolísticas que provenían desde distintas partes, se hace evidente que seguimos siendo el hazmerreír (pero agrandados, eh) del fútbol sudamericano. El diario Ovación de Uruguay sintetizó nuestra actuación en la copa como un “espejismo (…) Chile jugó como nunca y perdió como siempre” y la Federación Ecuatoriana canceló los amistosos por la poca seriedad que la ANFP le daba al asunto. Así somos, así nos va.

Otra noticia importante provenía desde Argentina: el cese de Sergio Batista en sus funciones como DT de la albiceleste. Y no es que quiera poner a los argentinos como ejemplo, ya ven lo que hicieron con su campeonato para que River Plate no juegue en la B (en todos lados se cuecen habas) pero el caso es que también caí en la cuenta de que en Chile todavía no hemos visto a ningún periodista deportivo poner en entredicho la labor de Claudio Borghi como técnico de la roja y, peor aún que eso, nadie ha mencionado siquiera a Sergio Jadue, quien ha pasado colado en este fracaso, así como antes pasaron coladas las acusaciones de estafa y violencia intrafamiliar en su contra.

¿Tan seguros estamos que tenemos al técnico indicado y a la directiva indicada? ¿O nuestra falta de juicio sólo tiene que ver con nuestra obsecuencia y con la letra de la canción de León Gieco? Por favor, señores, si eso de ser un país de corte inglés, flemático y autocontrolado, es una de nuestras más grandes hipocresías, cuyo real asidero sólo corresponde a ese arribismo esnob del que hacemos gala. Si eso de ser un país con ciudadanos “ordenados” y, por lo tanto, con instituciones “ordenadas”, también podría llamarse MIEDO.

Tal vez por eso aguantamos todo y ése es el germen de nuestro doble estándar: despotricamos por la espalda y de cara ponemos esa sonrisita al estilo Sepúlveda o Solabarrieta, así no quedamos mal con nadie. Y ojo que Solabarrieta, para mi completo asombro, fue uno de los pocos que trató de seguirle la huella a Jadue y lo puso contra las cuerdas en un programa del Zoom Deportivo donde hasta el Sapito Livingstone parecía dispuesto a sacar las garras. Adoré ese capítulo, lo guardé en mi computadora y al día de hoy, sigo esperando que todo ese trabajo de investigación periodística que se hizo no sea material desperdiciado, y que algún día salga a la luz toda la verdad respecto a Jadue.

Aunque, pensándolo bien y sabiendo cómo somos, no pasará nada. De hecho, ya no pasó nada. Si hasta Miguel Nasur, el mismo presidente que llevó a la ANFP a la quiebra en los ’80, volvió en gloria y majestad. Todavía recuerdo claramente que cuando era niño coleccionaba la revista Triunfo, que salía todos los lunes con el desaparecido diario La Nación. En uno de sus números vi una fotografía de archivo, en blanco y negro, que me causó mucha risa pues era la imagen de un lienzo que hinchas de la Garra Blanca escribieron con un ingenioso juego de palabras: “Nasur Te Amo /  Pero Te Amo a Matar”. Así de popular era el ex presidente de la ANFP.

Y ya que siempre se ha sospechado (con evidencias más que contundentes) que desde La Moneda intervino el “hombre del maletín negro” para sacar a Harold Mayne-Nicholls de Quilín, ahora también recuerdo que varios ministros del reformulado gabinete de Piñera (Lavín, Chadwick y Longueira), salen muy jóvenes en otra fotografía de archivo que publicó el The Clinic, regalándole un cuadro a Pinochet en un salón que podría apostar, es de La Moneda.

Nuestro país, según parece, está viviendo un revival de los ’80. Entusiasmados por la serie de Canal 13, varios políticos y dirigentes deportivos de esa época han vuelto a escena, y ahora sólo falta que regrese la moda de las hombreras cuadradas y las chasquillas escarmenadas, el Japenning con Ja y Los Prisioneros cantando en la radio  “Nunca Quedas Mal Con Nadie”, para que hayamos retrocedido veinticinco años en el tiempo.

¿Quién dijo que la historia iba hacia adelante, que progresamos? Borges lo diría con arte: todo tiempo y toda historia es cíclica, siempre se vuelve al punto de inicio. El Eterno Retorno, le llaman. De nuevo en el punto cero, más o menos como le pasó a la Selección Chilena, que no sólo volvió (por aterradores flashazos) al fútbol incoherente y deslavado, si no que nos trajo de vuelta en su staff técnico al Pillo Vera y al Cheíto Ramírez, dos históricos. Al menos, algo bueno que regrese, ¿no?

Pero volviendo sobre la figura de Sergio Jadue, no hay que engañarse al respecto. Todos sabemos que no es más que la cara visible que debe enfrentar a los medios en la rueda de prensa (eso sí, Borghi se los ablanda antes con unos cuantos chistes). Vamos señores, no nos pongamos una venda sobre los ojos: sabemos que Jadue no manda, que es un testaferro, que detrás de él hay otros personeros con nombre y apellido que lo han sostenido, algunos de ellos públicamente, como  Federico Valdés (socio de Lavín en negocios de la educación), Cristián Varela (el joven que juró lealtad en la controvertida ceremonia pinochetista de Chacarillas), Gabriel Ruiz Tagle (actual director de Chiledeportes), Jorge Segovia (con intereses en el ámbito de la educación privada) y Miguel Nasur, que no requiere presentación.

¿Son o no son del mismo bando histórico? Eso sin contar a los que no podemos nombrar pues operaron desde las sombras. Aquellos que digan que el deporte no debe mezclarse con política, debieron empezar por decírselo a estos tipos, que comenzaron a mezclar sus intereses mucho antes que Mayne-Nicholls y Bielsa llegaran a tomar las riendas del fútbol chileno.  El tema es que cuando no les gustó la actitud del rosarino ni el manejo de Harold, entonces ya no les gustó tanto que otros fuera de la pandilla también pudieran mezclar el fútbol y la política. Lo he dicho antes: el fútbol es el circo de las masas, su poder no puede ni debe ser subestimado.

Viéndolo cinematográficamente, el actual presidente de la ANFP me recuerda, por más de un motivo, a Charlie Sheen en el papel del ambicioso operador de acciones Bud Fox, en la película “Wall Street”, de Oliver Stone. Hace poco, un amigo me recomendó que la viera para entender cómo diantres opera la retorcida mente de los talibanes del capitalismo, los especuladores de la bolsa que no tienen escrúpulos para mandar a un país completo al tacho con tal de acumular poder. La cinta cuenta la historia de uno más de esos tantos jóvenes yuppies (de los ’80, otra vez) dispuestos a hacer lo que sea con tal de no quedarse abajo del carro. Viendo la oportunidad de su vida, ya con el concepto de ética guardado en el bolsillo, a Bud Fox no le importa traicionar a quien sea con tal de obtener los favores de Gordon Gekko, ese multimillonario que se ha forrado descabezando a medio mundo con sus negocios fuera de la legalidad.

Jadue, querido, ¿porqué te metiste en esto? ¿piensas que debemos creernos la historia de tu amor y lealtad al fútbol chileno como el motor de tus acciones?  Y ahora, mientras dudamos con justa razón, entra en escena  por sus propios pies Claudio Borghi, el convidado de piedra, que tomó la decisión de agarrar a dos manos un fierro caliente que podría ponerse más al rojo todavía, si en las eliminatorias los equipos de Markarián, Farías, Gómez, Tabárez y otros más, se les ocurre la mala idea de plantarnos cara y no dejar que les ganemos ni con la camiseta ni con las individualidades, cosa que nunca en nuestra historia hemos hecho, por lo demás. Parece que ganar así ya no es tan fácil para nadie, qué mejor ejemplo que la Argentina de Liones Messi.

Pero volvamos a “Wall Street”, y con esto termino. Ahí va el joven y ambicioso Bud Fox (Sergio Jadue), aceptando ser la cara visible de los negocios mal habidos de Gekko, el presidente títere de sus empresas fantasmas, el que promete guardar el secreto laboral de su padre, al que finalmente traiciona (historia más que conocida en las elecciones de la ANFP). Durante un tiempo, nuestro antihéroe consigue lo que quiere y vive como le da la gana. Se cree en la cima, se cree invulnerable, pero todavía no sabe que es un peón en un engranaje mucho más grande donde nadie tiene la obligación de guardarle lealtad. ¿Cómo termina la historia de Bud Fox? Bueno, les recomiendo que vean la película.

Comentarios

Imagen de Exequiel

Buena nota para aquellos de

Buena nota para aquellos de mente fragil que ya olvidaron las cosas que llevaron a la declibe del fútbol chileno. Dejame decirte que antes que caiga Jadue (ni pensar en que caeran los titiriteros) caera Borghi, Borghi está allí sólo por su carisma y afecto que le tiene el pueblo chileno, sólo fue elegido para apaciguar los animos con la salida de Bielsa.