“Para ti no tengo nombre”

15 Julio 2020

Para muchos leer una novela de amor (gay) ambientada en la dictadura de Pinochet es un ejercicio agotador y repetitivo. Sin embargo, nos encontramos frente a un ejercicio de memoria, en el que los recuerdos estallan. 

Karen Pesenti >
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Varios años atrás, durante mi vida santiaguina me encontraba seguido con una señore de característicos tacones, tomando un café frente a una (hoy) popular librería del barrio Lastarria. El caso es que dentro de poco se estrenará una película basada en uno de sus libros más hermosos “Tengo Miedo Torero” de nuestro NO premio nacional de literatura Pedro Lemebel.

Hoy parece evidente porqué no se lo dieron. El tráiler de la película ya es emocionante, y quizás vuelva a motivar e inflar las ventas de ese libro…pero ¿de qué se trata el libro?, ¿Por qué es digno de leer y releer?

Para muchos[1] leer una novela de amor (gay[2]) ambientada en la dictadura de Pinochet es un ejercicio agotador y repetitivo. Sin embargo, nos encontramos frente a un ejercicio de memoria, en el que los recuerdos estallan. Lemebel nos muestra la precariedad de la vida travesti (dato al pie: tienen una expectativa de vida no superior a los 40 años) los riesgos y el peligro de “salir a trabajar”.

Si bien la novela relata el amor de la “Loca” hacia Carlos, y cómo es errastrade a ser parte del atentado a Pinochet. Carlos, le engaña haciéndose pasar por un universitario, le seduce y aprovecha de su amor. Por su parte, las amistades del travesti le advierten que esto va a terminar mal, puesto que el amor para ellos casi no existe, aun así, la Loca siempre dirá “No tengo amigos, tengo amores”.

La novela no solo transcurre en esos años 80s, sino más bien desarrolla como podrían haber sido los preparativos para dicho atentado. El texto se presenta  como una moneda: tiene dos caras, pues se puede apreciar paralelamente la relación de pareja del dictador y su esposa, quienes están presos en este país y no pueden viajar a “hacer nexos con otras naciones” ya que no son recibidos en ningún lado, y a su vez son parte de la violencia que ha permeado no solo la calles sino también las relaciones familiares. Pero la cara más importante es la historia de La Loca, esa que no tiene nombre, porque es una cola vieja, porque se salvó del alcohol y aprendió a coser, porque ya ni padre tiene y solo le queda bordar esos cuentos de amor que hay en su cabeza. La loca baila en el cerro, fingiendo sentir la mirada de ese (falso) amante a quien sus manos no alcanzan. Sin embargo, a pesar de no preguntar, siempre lo supo: nunca fueron materiales para las tareas universitarias, sino que eran armas que escondían en su ruinosa casa.

Rescatar este libro (en forma de fichas, como diría el amiguito de Bart Simpson) no es solo seguir leyendo (y ahora viendo) a uno de los grandes de la literatura Chilena y LGBTI+ sino es traer a la memoria uno de los periodos más oscuros de nuestra historia patria, donde las personas por pensar diferente corrían riesgo de muerte. Por otro lado, no deja de ser impactante cómo este miedo a ser “el otro”, ese enemigo íntimo tan propio de la cultura militarizada caló tan hondo en las generaciones que la sufrieron, que hoy debido al silencio guardado, corremos riesgo de repetir. El toque de queda ha vuelto, y quizás en algún lugar de las sórdidas calles santiaguinas alguna “trava” pobre este imaginando un amor no correspondido, sintiéndose heroína cada vez que golpea una cacerola y deja de atender a algún fachito perdiendo a sus “mejores clientes” pero se siente libre y heroine.

Tengo Miedo Torero

Pedro Lemebel

Seix barral

206 paginas



[1] Aquí es donde preferiría usar una x o directamente el vocabulario inclusivo

[2] Acá preferiría usar la palabra “cola”, pero muchos se ofenderían (desconociendo parte de mi historia con ellxs) y creerían que me burlo de una de las comunidades que más me ha apreciado y valorado en mi historia personal.