Unidad celeste:
inmóvil profundidad marina
quebrantada por el naufragio
del pájaro que abre sus alas.
Unidad celeste:
gloria del pintor que roe alturas
y solidifica horizontes sobre la tela.
¡Oleaje fogoso que se cuela en la pupila!
Unidad celeste:
techo de musas heroicas
que enhebran los hilos del sueño,
y de poetas que se embriagan en el aire.

Unidad celeste:
negro abismo eólico
idéntico al candente pecho de la muerte,
desde donde emergen imposibles rayos luminosos.

¿Qué nos une como seres humanos,
además del peligro y la tumba ineludible?
Las joyas estrelladas en el infinito azul;
el gran témpano platinado
que izó la noche para enamorarnos;
aurora y crepúsculo...
El cielo, semejante a la vida.
FOTO: Kaworu Koneru