Poema: Catastrófico Cotidiano

25 Enero 2011
El pueblo no dispone de conocimientos, sonrisas ni armas; la ciencia y la tecnología son la navaja con que el rico se afeita cada mañana de lujos. Por Jorge Adagio.
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Nosotros nos quejamos del aire que informa planetarios desastres
en códigos de lluvia negra,
en el lenguaje de sobrecogedores gemidos y temblores,
en tóxicas partículas espesas y suspendidas por la marcha terrible e incesante
del primer gran invento industrial del hombre civilizado.
Nos acongoja el desperdicio acumulado de miles de años de errores inhumanos,
de clases dirigentes, saltimbanquis, títeres y magnates,
gulosos del poder, misántropos estafadores que compran la vida
vendida en irreversibles letras de liquidación.
Nos envenena el descaro del que da, quita y roba,
pero aceptamos su limosna fatal en forma de justa y necesitada propina.
Nos agobian las explotadas horas de trabajo,
las deudas contraídas con la empresa de un podrido rey legitimado
y protegido por las leyes del Estado de los estados de la humanidad.
Nos frustra el heredado fracaso de la historia del mundo,
reclamamos en contra de un sistema sordo- mudo,
¡pero somos más mudos que él y sin fusiles
no podemos combatir la demoniocracia de lo contemporáneo!
El pueblo no dispone de conocimientos, sonrisas ni armas;
la ciencia y la tecnología son la navaja con que el rico se afeita cada mañana de lujos.
El robotizado trecho de nuestro andar va corriendo inconsciente hacia el ocaso.
Y resignados como Sísifo ante el atrabiliario Hades,
cavamos túneles de alegría bajo la celda perpetua que nos concede la vida.

El sol ultravioleta se aproxima a incendiar sus postreros retoños en la tierra,
y la definitiva noche rotunda ya sobrevuela el universo
para cubrirnos de mortuorio y espantoso silencio.
Catastrófico cotidiano toco, siento, veo en mi derredor y pienso,
y no derramo una gota de sangre batiéndome con el soberbio traqueteo de la existencia.
Y sin embargo, dudo acerca del destino y lucho contra mis entrañas.
FOTO: gentileza de Gonzalo Vejar.