Casi todos en algún momento hemos sido actores o espectadores de la “puesta en escena” de la pérdida de agua, ya sea en nuestras casas, calles, colegios, lugares de trabajo, etc., en la que observamos o sentimos caer y perderse el vital elemento, pese a saber que cada día su presencia es menor.
Escuchamos diariamente a muchos de nuestros semejantes hablar del problema y de las dificultades que aquejan y aquejarán a la población dentro de algunos años, cuando el agua escasee aún más, pero pocos son los que reflexionan sobre la necesidad imperiosa de ahorrar este valioso recurso natural. Si bien se aprecia que varios son los mensajes que se emiten a través de los distintos medios de comunicación, estos no son suficientes ante nuestra falta de conciencia colectiva sobre la necesidad de cuidar el agua.
Cabria preguntarse entonces: ¿hasta dónde vamos a llegar si así continuamos?; ¿qué agua van a ingerir nuestros hijos y nietos si la conducta que adoptamos es la misma que hasta ahora?
Resulta alarmante ver cómo corre el agua por destinos inciertos en nuestras calles u otros lugares por los cuales transitamos, ya sea por las rupturas de cañerías o porque se abrió un grifo para capear el calor, irregularidades que puede resolver el hombre, sobre todo cuando tiene la solución al alcance de la mano. El problema radica en que no todos tienen la voluntad, la disposición y el sentido de pertenencia que la situación amerita.
No estamos en condiciones de ver el agua correr y no hacer nada. Este recurso, tan necesario para la vida, se agota, a extremos tales que la sequía imperante en muchos países del mundo no sólo destruye la vida de los seres humanos, sino que también elimina la vida vegetal y animal, ocasionando serios trastornos al clima.
Si nosotros que tenemos la posibilidad de disfrutarla y -no por falta de aviso- no la cuidamos, entonces ¿quién lo hará? Si tenemos parte de la solución en nuestras manos, puesto que la otra le corresponde a los empresarios mineros y agrícolas, que al fin de cuentas son los que utilizan la mayor cantidad de este preciado bien de consumo, y no es de interés de las partes, ¿quién va a interesarse?
Porque contamos con el recurso humano y la fórmula para atenuar el derroche del agua hasta eliminarlo, es imprescindible crear conciencia de cuidado y ahorro entre todos los actores sociales, comunidad organizada, empresarios y estado.
No se trata de ahorrar el agua porque sí; se trata de comprender que sin ésta no es posible la existencia de vida en este planeta llamado tierra.
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