Igualdad de Género: un primer paso hacia la justicia y el bienestar social

22 Diciembre 2010
Si hablamos de violencia, la mujer es la víctima; si hablamos de oportunidades, la mujer históricamente ha tenido menos posibilidades de formarse y desarrollarse plenamente. Por Verónica Zamorano.
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Uno siempre reflexiona y habla desde un lugar particular. En mi caso, desde la realidad de l@s trabajador@s y, particularmente, desde las mujeres y su lucha por la eliminación de la desigualdad social en cuanto a oportunidades; es un empeño que permanece y mueve con energía las principales transformaciones sociales y el desarrollo armónico y sostenible de la sociedad. Este objetivo cobra especial importancia cuando hablamos del bien común y, específicamente, de género.
Porque hablar de género es hablar de desigualdades estructurales que atraviesan a todas y cada una de las otras desigualdades. Si hablamos de violencia, la mujer es la víctima; si hablamos de oportunidades, la mujer históricamente ha tenido menos posibilidades de formarse y desarrollarse plenamente; si hablamos de empleo, la mujer es la más desempleada; si hablamos de participación social, la mujer está menos representada; si hablamos de economía sin derechos, la mujer es la más vulnerable; si hablamos de armonía de la vida laboral y familiar, la mujer es la que dedica más tiempo y esfuerzo al cuidado del hogar y la familia; si hablamos de recreación, la mujer es la que menos tiempo dedica al esparcimiento… Estas son desigualdades que no tienen argumentos más allá de lo cultural, de lo tradicional, es decir, del rol secundario que a través del tiempo se ha otorgado a las mujeres.
Para la CUT hablar de género es hablar de compromisos reales de las autoridades y de la sociedad en su conjunto para promocionar la igualdad de oportunidades de hombres y mujeres, incentivando la acción social para corregir dichas desigualdades y aplicando la transversalidad del enfoque de género en la planificación política y económica. O sea, remover las condicionantes que hacen que una parte de la sociedad no pueda emplear plenamente sus capacidades personales y profesionales en igualdad de condiciones respecto a la otra parte.
Para la organización que represento es esencial incorporar esta mirada con enfoque de género para entender cómo influyen las diferentes decisiones de los distintos actores sociales (trabajadores, Estado, empleadores) en los hombres y las mujeres, y hasta qué punto las medidas políticas y económicas contribuyen a aumentar o disminuir las desigualdades, como por ejemplo cuando hablamos de flexibilidad laboral.
Sólo cuando entendamos que hablar de género es contribuir a la justicia y, por tanto, a la tranquilidad y bienestar social, podremos avanzar hacia una sociedad más justa y equilibrada, en la que mujeres y hombres podamos estar presentes en la vida familiar y profesional, y compartir en igualdad de tiempo el espacio, las decisiones, y en definitiva, la vida.
FOTO: gaelx