"Tomándole el Pulso" a la Vida en las Calles y Veredas de Copiapó

"Tomándole el Pulso" a la Vida en las Calles y Veredas de Copiapó

15 Noviembre 2010
Hagamos un esfuerzo para cambiar la apariencia de nuestra ciudad, depende de nosotros como ciudadanos solicitar apoyo para modificar el entorno y también poner una cuota de trabajo sin esperar que todo caiga del cielo. Por Nélida Baros
Nélida Baros >
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Copiapó es una ciudad pujante, que atrae la mirada de los ciudadanos de otras regiones del país, por las oportunidades de trabajo, tanto agrícola como minero. Se le puede tomar el pulso a la vida por dondequiera que una persona camine, unos van y otros vienen en sus quehaceres cotidianos.
Al cruzar la plaza, el turista se puede dar cuenta que a las 12 del día se produce una concentración de identidades: se presentan ferias de libros y de una variedad de elementos, artistas callejeros que alegran con piezas musicales o audiovisuales, mendigos, tarotistas, etc. La Casa de la Cultura expone en forma permanente obras de artistas copiapinos y de otras ciudades.
Se nota una ciudad en movimiento donde bulle la vida, para que los ciudadanos tengan su cuota de bienestar, la urbe debe propender a cambiar, a mejorar las falencias que tiene en urbanización. El "Casco Antiguo" de la ciudad no se remodelado lo suficiente, para qué hablar de la línea arquitectónica y las construcciones levantadas en el centro por el comercio específicamente, las que no muestran ningún atractivo.
Las calles angostas, con serios problemas que no permiten un desenvolvimiento expedito a los transeúntes, el uso borró los pasos de cebra; para comprobarlo hay que caminar por calle Chacabuco, Colipí, Portales, Infante, Rodríguez y podemos seguir, Salas, Makenna, Henríquez, etc. Son tantas calles que se quedaron sin "una mano de gato", y no es sólo esto, además han cambiado las señaléticas de lugar y no se dan el trabajo de erradicar los fierros de las esquinas, dejando trozos pequeños con puntas que provocan accidentes.
En la esquina de calle Salas con Rodríguez hace falta un semáforo, pues es una vía de gran afluencia de vehículos de locomoción colectiva y como los señores del volante desesperan por llegar a su destino, hay que esperar que pasen 20 autos para que pueda cruzar una persona (no se detienen aunque estén esperando los minusválidos). Ocurre exactamente lo mismo en calle O\' Higgins con Salas, donde la falta de semáforos hace más osados a los automovilistas.
Las veredas están en pésimo estado: ¡hay calles donde en 30 años no se han hecho veredas, ni restaurado otras, lo que va en perjuicio del peatón!
Se realizan construcciones, los camiones cargados de materiales pesados suben hasta las veredas y las dejan dañadas. ¿Quién se preocupa de "poner el cascabel al gato"?
Las veredas generalmente en diversos sectores permanecen sucias, los perros deambulan en levas o cuidando su territorio, peleando o lanzándose encima de las personas; las fecas expuestas al aire y el calor crean insalubridad ambiental. Ni la plaza con sus calles aledañas se salva de este problema.
¿Por qué razón el Municipio de Copiapó no crea un reglamento sobre la tenencia de perros? Parece que nuestros antepasados eran más ágiles para resolver problemas de ésta naturaleza, porque en Santiago durante 1942 ya existía un reglamento sobre la tenencia de animales.
Actualmente, en otras regiones como Temuco, Llanquihue y Concepción, tienen un reglamente creado por los municipios. Debemos prevenir para que no acontezcan hechos lamentables, de ver morir a las personas mordidas por los perros.
Vivimos en una ciudad que ha crecido bastante en construcciones, negocios y habitantes, más todavía si agregamos la población ambulante que viene a trabajar en los parronales y la minería. Es preciso que las autoridades consideren esto para mejorar la calidad de vida en el entorno ambiental.
No basta cortar los pimientos de la plaza, porque están añosos y a punto de caerse, hay que podarlos cuando corresponda y poner otro, antes de sacar alguno. Nuestro paisaje urbano, cada vez se empobrece más, tenemos ausencias de lluvias, escasez de agua, pero recordemos que un árbol en la vereda no significa un gran gasto, pues además le dará sombra y belleza.
Los pimientos y chañares se conservan bien con el rocío, no obstante la apatía se apodera del alma de las personas y tenemos una avenida que por nombre dice Chañar y no tiene ninguno plantado.
No se ha considerado la ribera del río como un pulmón verde: está fea, no se han plantado otros árboles, tiene pocos asientos, cuando bien podría ser un paseo público.
Tenemos que hacer un esfuerzo para cambiar la apariencia de nuestra ciudad, no puede ser que continuemos viviendo en un paisaje árido, cuando depende de nosotros como ciudadanos solicitar apoyo para modificar el entorno y también es nuestro deber poner una cuota de trabajo, no esperar que todo caiga del cielo.
FOTO: desierto_atacama
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